El fallo de moda proferido por el honorable Consejo de Estado solo reza una verdad categórica: la mitad de los colombianos que salen a votar son brutos y se dejan engañar más fácil que en sesión de mago de circo pobre.
Para dictar semejante sentencia parte de una realidad maravillosa y no es otra que la gran mayoría de los argumentos para el No en el famoso referendo por la paz se resumen todos en un sartal de mentiras y sustos que a cualquiera hace temblar.
Hasta ahí vamos bien y acierta de manera lúcida nuestro máximo tribunal de lo contencioso administrativo dejando, por ende, sin efectos jurídicos los resultados del referendo.
Pero la gran duda es: ¿nos quedamos ahí?
¿La sucia campaña del No
es el único referente que tenemos?
¿La sucia campaña del No es el único referente que tenemos?
Comencemos con que la campaña del Sí nos hablaba de una paz eterna y duradera o algo así, cuando con Farc o sin Farc estamos sometidos en una sociedad cargada de violencia que proviene de mil frentes y sometida a un Estado más corrupto que caleta del Bronx.
Y se echamos de para atrás nos quedamos sin palabras, comenzando con un candidato que sería presidente que prometió gobernar con los más capaces y honestos, o uno (el actual) que afirmó con contundencia que eso de subir los impuestos no era lo suyo.
Pasamos entonces a un lugar común y no puede ser otro a que la política es el arte de decir mentiras creíbles.
Hay hombres y mujeres públicos que se salen de esta regla, obvio, pero basándonos en las palabras del Consejo de Estado podremos afirmar sin sonrojarnos que el noventa y pico por ciento de las elecciones deberían ser nulas al estar amarradas por el engaño.
Y hablando de …
Y hablando de demagogias, comienza ya en este 2017 a barajarse la tabla de los que aspiran a la presidencia.
¿Aplicará el Consejo de Estado su máxima?
Publicada originalmente el 23 de diciembre de 2016