Desde que hace algunas décadas la dictadura comunista cubana empezó a desplegar su “internacionalismo”, entre los “éxitos” de sus infamias se podrían destacar: el asesinato de miles de negros en África en los años 70, cuando el régimen del tirano Fidel Castro (como lacayo de imperio soviético) mandó mercenarios a defender los intereses de Kremlin en países de ese continente; y el asesinato de 72 presos políticos mediante torturas en Venezuela (de acuerdo con un informe de la ONG Provea) en los que la satrapía de Nicolás Maduro contó con la asesoría de agentes cubanos (no se puede olvidar que la tortura en contra de sus opositores es una práctica consuetudinaria de la pandilla chavista).
En fin, no se sabe si por ingenuidad o si por adoctrinamiento el alcalde de Medellín solicitó traer médicos cubanos para ayudar a controlar la COVID-19 en esa ciudad; subrayando que el presidente de Brasil (Jair Bolsonaro) y la presidenta de Bolivia (Jeanine Añez) han denunciado las prácticas de espionaje que miembros de colectivos cubanos hacían en sus respectivos países con misiones médicas, amén de que ese personal sanitario en las naciones donde son enviados trabajan en condición de esclavos, a lo que hay que agregar que la medicina cubana hace parte del aparato propagandístico del régimen cuando se desplaza al exterior.
Ahora bien, en un tuit del 29 de julio, Gustavo Petro decía que a pesar de que en Cuba la pandemia empezó al mismo tiempo que en Colombia, allá no hay sino 87 muertos... sabiendo que el senador no ha renegado del marxismo-leninismo es menester volver a recordar la frase de Vladimir Ilyich Lenin que decía: “La verdad es un prejuicio burgués y a base de mentiras se construyen verdades”. O sea, ¿quién puede creer en los datos sobre el coronavirus en la isla si son dados por los dictadores? Seguramente, esos informes optimistas son iguales a los que proclamaba el politburó del comité central del partido comunista en la URSS sobre los alcances” prodigiosos” de la revolución y el socialismo; es decir, totalmente falsos, como ocurre en cualquier dictadura comunista.
El régimen comunista de Cuba vive pregonando la “dignidad de los pueblos”, lo que en realidad es una patraña, ya que la población de ese país está en un estado de postración, con una esclavitud política que lleva a las masas a la deshonra y el envilecimiento. Claro que la dignidad debe de ser una condición humana, pero no como la entiende la dictadura comunista, que es la de sacrificar al máximo a las masas para defenderles los privilegios a las camarillas.
Además, en Venezuela, que es una colonia cubana, habría que preguntar: ¿de cuál dignidad puede hablar el cartel de Maduro, con cinco millones y medio de refugiados en los países vecinos, además de millones de ciudadanos hambrientos (lo que constituye una pobreza del 96%)? Este país se ha convertido en el más miserable de Latinoamérica, incluso por encima de Haití, recordando que para el lenguaje marxista es necesario cambiar el significado de las palabras en aras de “la revolución”, así que la dignidad para los comunistas tiene su propia aplicación y no es como la entendemos el resto de mortales.
En esa misma línea, "el internacionalismo y la dignidad” en Cuba se puede medir también por los más de cien mil balseros que han muerto tratando de llegar a las costas de Florida, quienes han sido víctimas de los tiburones o se han ahogado; a lo que se debe agregar que dentro de la “dignidad” en Cuba y Venezuela están la cartilla de racionamiento, el carnet de la patria y los CLAP (Comité Local de Abastecimientos y Producción), lo que significa en la práctica que solo pueden comer las personas afectas a esas dictaduras.
Como parte del “internacionalismo” cubano, Hugo Chávez convirtió a Venezuela en una colonia de La Habana y Maduro pretende consolidar esa obra rastrera para que la dictadura sea eterna, en donde el futuro de los venezolanos quede convertido en una pesadilla, vilipendiando y escarneciendo a la población para que llegue a una situación de masoquismo que no le permita reaccionar ante sus verdugos.
Las obras ignominiosas de la dictadura de Cuba en contra de la ciudadanía de ese país y de otros en el mundo son incontables, con el pretexto del “internacionalismo”, en donde desde luego se encuentra el patrocinio de las guerrillas terroristas marxistas en varias naciones de Latinoamérica, principalmente en la década de los sesenta... de suerte que los cubanos alcanzarán la verdadera dignidad frente al Estado opresor únicamente mediante la libertad y la democracia, las cuales son antagónicas al engendro del marxismo-leninismo que esclaviza a esa nación.
Así que “internacionalismo” cubano con sus mercenarios hace parte de los sofismas del comunismo, en donde mentir es un principio para engañar a los incautos y en las actuales circunstancias que vive la humanidad por la peste china se aprovechan de las condiciones sanitarias en algunas partes de la tierra para promocionar falazmente las “bondades” de una dictadura que ha echado para atrás la rueda de la historia mediante sus prácticas esclavistas.