Tengo que confesar que soy un fiel oyente del Pulso del fútbol. Cuando lavo platos es lo que escucho. Una costumbre que tengo desde que arrancaron en el 2002, cuando había que escucharlos, obligatoriamente, a la 1 de la tarde porque en esa época no existían podcast, ni youtube, solo el radio servía. Eran Peláez y Mejía, qué dupla. Después me quedó la adicción, una adicción que es tan fuerte que aún, estando la dupla Londoño-Rentería, no he podido renunciar a ella. A mi papá le pasa lo mismo con la Luciérnaga, cada día es una decepción desde que se fue Peláez y Gardi, pero él no sabe hacer otra cosa. Vicios de la radio, que llaman
Me gusta el fútbol, lo extraño y en Colombia no hay mucho más que ver. Son ellos o Carlos Antonio Vélez, imagínense pues el panorama. Así que condenado al Pulso tengo que soportar uno de los espectáculos más patéticos a los que puede estar propenso un director de un programa: a darse autobombo. Entonces, Rentería y Londoño se pasan buena parte de la hora que dura el Pulso leyendo correos donde los elogian. Hubo uno que, de verdad, superó cualquier barrera del buen gusto, uno en el que un hombre decía que se había recuperado del coma por escuchar la meliflua voz de Londoño. No hay derecho.
César y Oscar, los seguiré escuchando. No tengo más alternativa. A César lo recuerdo por la valentía que alguna vez tuvo al decir que este era un país de mierda y es un tipo que ha leído sobre fútbol. A diferencia de otros de sus colegas, que transmiten desde su casa, se ven estanterías llenas de libros. Pero tengo que decirles que se han perrateado uno de los mejores espacios de periodismo deportivo que había en Latinoamérica. Lo desnaturalizaron. En semana santa, el viernes santo, llamaron a un padre y le hicieron una entrevista larguísimo, hombre, no hay derecho. Queremos oír hablar de fútbol, queremos que el señor Rentería se actualice, creo que en su vida ha visto jugar al Liverpool de Jurgen Klopp. Y por favor, no estén de acuerdo en todo, necesitamos un pulso de verdad, no esa zalamería de “Reverendo” “Nostradamus” “Lanza” eso es una ridiculez. Escuchen a Martín Liberman y aprenda como un payaso puede sonar atrapante, interesante, siempre polémico.
Y la postura de ustedes de defensa a Jorge Enrique Vélez, a Duque, a los directivos de Win esa zalamería con el poder. Siempre de acuerdo con el orden establecido. El periodismo no es para eso, el periodismo siempre está para cuestionar. Si algo tenía el Pulso en su momento era que uno podía escuchar a dos personas cultas, bien informadas y sobre todo críticas como Iván Mejía y Hernán Peláez. Ustedes no tienen la garra ni la valentía para ponerse en contra de la mayoría, del poder. Y creo que nadie se les come el cuento de que son el programa deportivo más escuchado en Colombia, al menos la pauta lo marca así, ¿por qué les bajó tanto? ¿por qué el programa ya dura, en bruto, 47 minutos? Cuando estaban Pelaez y Mejía duraban 35, han perdido 12 minutos de pauta. Lástima, de verdad, claro que lo tomo personal, ustedes acabaron el programa que me hacía creer que el fútbol era algo más importante que la vida.