Don José no se había dado cuenta que al mediodía del ocho de mayo era la máxima tendencia en Twitter. No sabía que su video había sido visto por casi dos millones de personas y que, en un país en donde los medios de comunicación están cada vez peor, era de lo único que se hablaba. Cuando supo este músico de sesenta y un años que lleva la mitad de su vida cantando en bares, buses y restaurantes de la ciudad, se indignó.
Lo primero que hizo fue comunicarse con Blu radio y contar su rabia: todo había sido un malentendido. La artista plástica Valeria Lotero estaba en el restaurante Taquino en el Poblado cuando, después de escuchar la interpretación de Mamá Vieja por Don José, decidieron invitarlo a almorzar. La cajera se opuso. Llamó a la mesera y dio las razones por las que no podía servirle. Según Don José desde hace años toca en ese restaurante y el trato con la dueña ha sido la mejor. Don José hasta hoy supo lo que era la palabra discriminación y hasta el hijo del músico salió a decir que era una exageración.
No hay derecho a que se acabe en redes con la honra de una persona solo por esa sed de venganza que nos saca Facebook y Twitter. La posibilidad de disparar a como de lugar, indiscriminada e impunemente. Amparadas en una supuesta indignación han masacrado a una pobre señora que honradamente se gana el sudor de su frente en un pequeño restaurante.
Peores casos de discriminación se ven en bares y discotecas de ciudades como Bogotá y Medellín sin que nadie haga nada. La discriminación que muchos supuestos indignados hicieron gala hoy contrastan cínicamente con otras publicaciones publicadas en sus redes. Muchos de esos llaman a los votantes de Petro chusma, marihuaneros y pobres sin que nadie haga nada. La horda en redes empieza a cansar. Yo por mi parte cerraré esta ventana. Sí, tenaz el comportamiento de la cajera para con el pobre Don José, pero lo ideal sería buscar un país sin músicos ni vendedores ambulantes, sin mendigos. Ojalá esta misma indignación la demostraran el día de la votación.
