Education First, una empresa de enseñanza internacional de idiomas con sede en la ciudad de Lucerna (Suiza), acaba de revelar su último informe correspondiente al año 2018, que lo encabezan Suecia y Holanda con el más alto puntaje en el dominio del idioma inglés.
Es sorprendente que, de 88 países examinados, Colombia ocupa el indecoroso puesto 60. Y aún más desconcertante es que en vez de mejorar, cayó nueve puestos con respecto al mismo estudio del año 2017.
El idioma inglés por su universalidad es sin lugar a duda uno de los más importantes motores de desarrollo para cualquier país que busque, como Colombia, desarrollar su economía, diversificar su producción y acceder a un mundo globalizado que cada día elimina barreras y ofrece generosos espacios a los inversionistas.
Hoy en día en la desconcertante e insólita China estudian inglés más niños que en los Estados Unidos, Canadá y Reino Unido juntos. No es extraño encontrar en las calles de Pekín a un joven que le hable de manera aceptable en inglés y termine indicándole cuál tren o bus debe coger para llegar a su destino.
China, como otros países en el mundo, entendió hace muchos años que, si quería sobrevivir en el mundo occidental, debía conectar a la juventud con el idioma de Shakespeare. Los resultados están a la vista: las universidades más prestigiosas albergan en sus aulas a miles de asiáticos que cursan doctorados y maestrías con gran éxito, mientras que un colombiano que culmine su carrera profesional tiene que perder uno o dos años y además disponer de suficientes recursos económicos para pagar cursos con elevadas matrículas, además de su diario vivir.
Un niño de siete años está en capacidad de aprender cuatro o cinco idiomas de manera simultánea, ¿por qué no intensificar su estudio desde tempranas edades en escuelas y colegios para dar mejores oportunidades a los colombianos? Es evidente que esta es una tarea que han perdido los ministros de Educación, originando una barrera para el desarrollo de la economía, perdiendo inversión extranjera que se va a países que desde hace muchos años vislumbraron la importancia de implementar un segundo idioma para dar mejores expectativas a sus ciudadanos.