En los últimos seis años El episodio de la muerte del joven Luis Andrés Colmenares se ha convertido en un verdadero desafío de todo orden. Su impacto ha sido enorme en la opinión pública, pero como es costumbre las mayorías toman partido a favor del más ‘débil’ o en desventaja de forma lastimera, situación que capitalizó la familia de la víctima de manera formidable. Ello les permitió, sin investigación científica previa ni sistematizada (completa y concluyente), sacar a priori sus conclusiones que llevaron el caso a una dimensión de verdad popular, casi irrefutable, so pena de ser severamente matoneado y hasta señalado. Una especie de veredicto que luego fue soportado por un controversial profesional (médico) y un pasional fiscal que estuvo hasta hoy, 20 de febrero, en la picota pública
Este último de apellido González, se ensañó contra los acusados hasta el punto de enredarse con testigos falsos. Ello de por si le quitaba consistencia y credibilidad a la teoría del homicidio. Luego el acusado principal fue absuelto (después de un show de su detención), pero la familia de la víctima afianzó una intolerante y radical posición contra las acusadas como testigos, donde se evidencia que más que la verdad y la justicia buscarían una especie de venganza. Es decir desfogarse a mansalva como para lograr una enfermiza curación, lo cual es tan peligroso que podría llevar al autoengaño y dejar de por vida verdaderas cicatrices. Cargando así el peso de una doble desgracia, la propia y la de una terrible injusticia.
Hoy cuando han sido absueltas Laura Moreno y Jessy Quintero, la defensa puso un arsenal total desde lo científico, técnico y médico en aras de demostrar la realidad del caso con pruebas definitivas. Los dictámenes han sido contundentes como para demostrar que la muerte del joven Colmenares fue un accidente desafortunado producido por su estado de alicoramiento y la euforia al combinarlo con bebidas cafeinadas. Ello explicaría la carrera final de la víctima que excitado (por la cafeína) se lanza en una especie de Sprint en medio de la borrachera (lo cual si es posible para una distancia relativamente corta aun con una buena cantidad de licor adentro) para caer accidentalmente al fondo de un canal no muy profundo, pero con el suficiente riesgo de gran impacto por su propia velocidad, peso y altura.
Este trabajo lo realizó la especialista en toxicología y química farmacéutica Teresa Pérez Hernández. Después de todos los análisis y pruebas practicadas concluye que no había restos de drogas como anfetaminas, pero sí de alcohol con grado de embriaguez III (206mg%) y cafeína con 1.9 ug/ml. Esto indicaría que Colmenares tendría una importante depresión del SNC con desorientación, confusión, pérdida de la percepción del peligro, baja en el nivel de autocuidado e incitación a una falsa valentía; además presentaría una gran excitación por la cafeína, que lo podría volver impulsivo súbitamente. La conclusión de la experta dice que la mezcla de alcohol con cafeína, alteraron su comportamiento de forma evidente y riesgosa, la noche que ocurrieron los hechos. Ello explicaría la súbita y corta carrera desordenada y sin rumbo del occiso.
El peritaje de ingeniería mecánica y de fluidos
El científico Carlos Herrera, PhD. en Ingeniería Mecánica, despejó uno de las mayores dudas en torno a la muerte del estudiante universitario Luis Andrés Colmenares: con el caudal que tenía el Canal El Virrey el día de los hechos, la madrugada del 31 de octubre de 2010, concluyó que su cuerpo sí fue arrastrado hasta el sitio donde fue encontrado, dentro del túnel. La fiscalía se había opuesto a destapar en toda el análisis pluviométrico que revelaría el nivel del caudal del Canal del Virrey. La conclusión científica demostró fehacientemente que el nivel de agua existente en ese momento era mayor que el caudal crítico, y por ello suficiente para arrastrar el cuerpo.
El científico también se basó en cálculos hechos por la Empresa de Acueducto de Bogotá y de la misma Universidad del Valle. Para sustentar su dictamen ante la Juez, el doctor Herrera dijo que, según los cálculos teóricos, con la velocidad del agua en el canal un cuerpo humano con las características físicas de Colmenares sí es arrastrado por ese caudal. El científico sustentó en la audiencia todo el estudio sobre el caso, al que denominó “Factibilidad de arrastre de un cuerpo humano por las aguas del Canal Virrey”.
Por otro lado, ante la audiencia fueron también presentados otros informes científicos con gran soporte investigativo correspondientes a toxicología, radiología, evaluación pericial maxilofacial y radiología oral. Estos estudios han servido para desvirtuar una de las escasas pruebas de la fiscalía, la autopsia y concepto del controvertido médico legista Máximo Duque.
El odontólogo, radiólogo GERMÁN ALFONSO AGUILAR MÉNDEZ, Director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Radiología Oral y Maxilofacial con una brillante hoja de vida fue contratado por la defensa. Manifiesta previamente a un juicioso estudio y concepto con múltiples pruebas científicas: “atendiendo a los principios de justicia y verdad; los conceptos que emitiré tienen que estar ceñidos a mi íntima convicción profesional, ilustrada además por mis estudios científicos en la materia así como a una larga trayectoria como radiólogo oral y maxilofacial, y mi experiencia como docente universitario por veinte años”.
Los errores del Dr. Máximo Duque
La carta de mostrar por la fiscalía y la acusación siempre fue el cuestionado médico Máximo Duque quien practicó la segunda autopsia casi un año después. Pero hoy profesionales subespecializados en estos asuntos desmenuzan con mayor precisión lo que justamente realizó el exdirector de medicina legal, en una necropsia que hoy por los conceptos despierta sospechas. A ese respecto y con muchas pruebas en la mano el Dr. Germán Alfonso Aguilar entre otras cosas conceptúa:
“Es importante señalar, que las cuatro radiografías que me fueron entregadas, se tomaron durante el proceso de exhumación. Huelga decir, que el doctor Máximo Duque, perito nombrado por la Fiscalía para realizar dicho procedimiento, no cumplió con el protocolo establecido para exhumación y reautopsia de cadáveres, por tanto, dentro de los errores cometidos se cuenta entre otros con los siguientes:
No se identificó debidamente el cadáver.
La Exhumación no contó con la presencia de morfólogo, antropólogo y demás especialistas que deben conformar el equipo de Exhumación.
Se retiró el tejido blando del cráneo del joven Luis Andrés Colmenares Escobar, antes de ser radiografiado.
Para retirar el Blando se debió utilizar agua clorada, con la cual el tejido momificado se hubiese desprendido fácilmente, en lugar de agua corriente que no logra el mismo efecto; por tanto el tejido blando fue arrancado inadecuadamente, ocasionando la pérdida de estructuras óseas que no estaban en el momento del deceso.
No se utilizó un colador durante el lavado del cráneo seco para evitar la pérdida de fragmentos óseos.
Al perderse esos fragmentos óseos, obviamente, éstos no fueron nuevamente adheridos al cráneo seco RESISTOL 850, u otro pegante análogo de los que se utilizan para reestructurar las pérdidas óseas que se presentan durante las reautopsias.
No se tomaron fotos del embalaje y traslado del cráneo seco desde el cementerio de Villanueva (Guajira), hasta el hospital donde fueron tomadas las radiografías.
La única persona que procedió a trasladar el cráneo desde el cementerio de Villanueva (Guajira) hasta el hospital, fue el Dr. Máximo Duque, no fue acompañado por ningún funcionario público o agente de la policía como debía ser para garantizar la absoluta transparencia dentro del proceso, ya que esta exigencia protocolaria apunta a garantizar que el cuerpo que es embalado desde el lugar de origen del traslado sea el mismo que es radiografiado, sin que pese sobre este hecho la menor duda.”
Además señala el especialista: “No es posible afirmar como lo ha hecho el Dr. MÁXIMO DUQUE, basado en las lesiones observadas en el cráneo seco, ni en material radiológico, ni mucho menos en el registro fotográfico de la necropsia, que “en la fractura superciliar derecha observa una lesión patrón que sugiere un mecanismo productor de forma circular o semicircular con muescas” esta aseveración es totalmente falsa ya que para lograr establecer de manera tan definida la forma de un objeto sobre los tejidos debe existir UN EFECTO DE ESPEJO entre el tejido blando y el tejido óseo. Las “Muescas” señaladas por el Dr. Duque no se observan y los bordes de la lesión corresponden en realidad a la forma natural del hueso y entre las dos tablas óseas al trabeculado óseo normal el cual es de forma irregular.
Debo señalar, que este conocimiento anatómico es elemental y básico para cualquier profesional del área de la salud, por tanto no es posible que se pueda confundir el tejido esponjoso de la médula con muescas o improntas generadas por algún objeto”.
Ahora por otro lado como ya lo comentamos en un artículo que publicamos hace 4 años en LAS 2 ORILLAS, en la segunda autopsia se podrían mostrar como lesiones, los traumas obligatorios causados en la primera necropsia. En una de las fotografías de prueba adjuntas por este perito científico apunta con precisión: “NO ES UNA FRACTURA FRONTO PARIETAL, ES EL CORTE DEL TEJIDO BLANDO REALIZADO DURANTE LA NECROPSIA. (FOTOGRAFIA No. IMG 3357)”. Allí están buena parte de los errores, confusiones y conceptos extraños del Dr Duque.
Diagnóstico y conclusiones finales
El radiólogo y cirujano maxilofacial incluye además entre tantas las siguientes conclusiones: (estos son apartes de su peritaje científico que es muy completo, con gráficas, fotos, radiografías, etc).
Las fracturas sufridas por el joven LUIS ANDRÉS COLMENARES ESCOBAR, se concentraron en el macizo facial del occiso (Lefort I, II,III).
No existe fractura fronto parietal del lado derecho como la describe el Dr. Máximo Duque en su informe pag.5 del informe de exhumación. El cráneo del joven Colmenares no sufrió fracturas en ese punto anatómico, lo que el Dr. Duque describe como fractura corresponde en realidad a la sutura natural que está entre el hueso parietal, etmoidal y frontal, lo cual quedó absolutamente confirmado en la toma fotográfica y radiológica que él mismo practicase al cráneo seco.
En todo el estudio que he realizado, Así como el de la Dra. Lesly del Pilar Rodríguez Médica Forense (quien realizo la necropsia) y de la exhumación realizada por el Dr. Máximo Duque. Se concluye que el paciente no presenta lesiones en los huesos.
En la región de la Mandíbula en el mentón parte anterior y en la parte inferior lado derecho presenta dos pequeñas heridas erosivas, otra en la punta de la nariz.
No se presentó evidencia dentro de la diligencia de exhumación que indicara infiltración hemorrágica en vertebras (Atlas, C2, C3).
En mi opinión, las fracturas tipo lefort combinada estudiadas en el cráneo del joven Luis Andrés Colmenares, obedecen a un trauma único de gran energía en la zona del frontal en la parte media del arco supra orbitario. El cual por la energía del impacto derivó múltiples fracturas en los huesos de la cara con y sin desplazamiento. Configurándose una lesión combinada tipo Lefort, la cual no fue la causa determinante de muerte, toda vez que la naturaleza de las fracturas dentro del cráneo del joven LUIS ANDRÉS COLMENARES ESCOBAR hubiesen podido ser reducidas y tratadas de conformidad con los protocolos médicos seguidos para estos casos por los Cirujanos Maxilofaciales.
NOTA: Llama la atención las reiteradas imprecisiones contenidas en el dictamen de la exhumación dentro de las cuales se encuentran errores en las fechas y otros en el análisis anatómico de las estructuras óseas del cráneo del joven Colmenares realizadas por el Dr. Duque las cuales denotan descuidos graves que derivan en diagnósticos erróneos los cuales describiré durante el informe final.
El dictamen de la patóloga Forense Yucasta Brugal
Finalmente se presentó el trabajo realizado por una de las forenses y experta patóloga más acreditadas del mundo, la Dra Yucasta Brugal. Su conclusión revela que la causa de la muerte es asfixia por sumersión parcial en la que la alcoholemia jugó papel muy importante no solo en la asfixia, sino en la caída que produjo el severo trauma facial compatible con una caída frontal sin mediar ningún tipo de resistencia.
La patóloga concluye finalmente: “El impacto en la cabeza fue de adelante hacia atrás y con una energía mayor a la que provocaría un puño o un botellazo, no existe ningún patrón en la piel para hablar de un instrumento utilizado. Las fracturas que se encuentran en la cabeza son compatibles con un solo episodio traumático… En este caso no existe ningún elemento científico para considerarlo como un homicidio. Entendemos que la causa de la muerte fue asfixia por sumersión, como contribuyente un severo trauma cráneo facial, y la manera de la muerte accidental.”
Todo ello lo corroboran (además de la patóloga forense) los profesionales expertos en toxicología, radiología oral y maxilofacial y en ingeniería mecánica. Pero la postura de los padres de la víctima es de una terquedad mayúscula o convencimiento pasional. Pareciera que quisieran ver en desgracia a las niñas juzgadas en una especie de venganza folclórica como se considera en otros frentes. Pero de lo que se trata es de conocer la verdad del caso y que haya la justicia necesaria en cualquier lado.
Con todo lo revelado en los últimos episodios se desvirtuaron las teorías del asesinato. En síntesis este delicado suceso, al menos en la suficiencia de la investigación científica y técnica queda de forma evidente aclarado y hoy, 20 de febrero, cerrado.