Liliana Ortiz ha estado desde hace más de diez años al lado de Stefan Medina. Ella vio como el país le pegaba con su puño de hierro. Nunca le perdonó los discretos partidos que el defensa, amado por los hinchas del Atlético Nacional, jugó en las eliminatorias al Mundial de Brasil 2014 contra Uruguay en Montevideo y contra Chile en el Mediterráneo. Era un niño de 22 años. Sólo yéndose a Monterrey, ciudad en donde es tratado como un ídolo, la pareja pudo volver a ser feliz. Hoy Queiroz le ha dado la confianza y logró lo imposible: sentar a Arias y ser el titula de Colombia. En este relato Ortiz cuenta como fueron las horas más bajas de su esposo.
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