Citan a William Shakespeare como autor de una celebre afirmación "el infierno no está en otro sitio, está aquí". Esta frase, cargada de significado, encuentra una espeluznante resonancia en el contexto de la corrupción política, tanto en Colombia como en el mundo entero.
El infierno no es solo un lugar de condena futura; en muchos sentidos, es un estado actual de sufrimiento y desesperación causado por la acción de individuos corruptos que se aprovechan del poder y los recursos públicos en beneficio propio.
Tomemos el caso reciente de los políticos corruptos en Colombia, específicamente aquellos involucrados en el desvío de fondos destinados a proporcionar agua potable a las comunidades más necesitadas en La Guajira.
Más de 3 mil millones de pesos, Parte del dinero público destinado a comprar carrotanques para satisfacer la sed de estas familias vulnerables, fueron desviados y saqueados por la codicia de unos pocos. Este acto de depravación es más que un simple delito; es una traición a la confianza del pueblo y una sentencia de sufrimiento para aquellos cuyas necesidades básicas son desatendidas.
Para nadie es un secreto que la Guajira ha sido victima de todas las plagas, sus familias mueren de sed, el actual gobierno de Gustavo Petro ha realizado infinitos esfuerzos para mejorar las condiciones de vida, para todos los pueblos que afrontan tan difícil situación, pero todos hemos sido testigos de cómo los ángeles del averno, se oponen a dejar invertir los recursos en los pobres, demandan los decretos de emergencia y lo que es peor desde la presidencia del senado IVAN NAME Político de Alianza verde y ANDRES CALLE del partido liberal Colombiano presidente de la cámara , se han opuesto a todas las reformas propuestas por el gobierno en el congreso, en especial se oponen a la reforma de la salud, se ven estos y sus secuaces, involucrados en una danza de 3 mil millones de pesos proveniente del contrato de los carrotanques para llevar agua a las familias guajiras.
Este nefasto episodio ejemplifica el verdadero rostro de la bestia en el infierno de la corrupción. Los culpables no son solo aquellos que cometen el acto delictivo, sino también aquellos que, por acción u omisión, permiten que la corrupción se arraigue y florezca en las instituciones de la sociedad. Son como demonios que despojan a los más vulnerables de su dignidad y esperanza, mientras llenan sus propios bolsillos con el fruto del sufrimiento ajeno, pero siempre atacando a los más hambrientos, los más necesitados, revictimizándolos una y otra vez.
En Dosquebradas por ejemplo, en medio de la pandemia del COVID 19 , mientras todos estábamos en cuarentena y cientos de familias padecían hambre física y eran obligadas a estar sufriendo en sus hogares y hasta en la misma calle, el municipio pagó a los Dinosauros de la politiquería y sus mascotas, un estudio de movilidad para la construcción de un cable aéreo, solo a alguien dopado por la droga de la ambición que produce el dinero público , se le ocurriría contratar un estudio de movilidad cuando todo el mundo está encerrado por una pandemia, lo peor es que allá estaban en las tarimas del 21A dando discursos en contra del gobierno. ¿Alcanzan a observar el nivel de cinismo?
Sin embargo, este caso no es único ni exclusivo de Colombia. En todo el mundo, la corrupción política se manifiesta de diversas formas, pero siempre con consecuencias devastadoras para los menos privilegiados. Los fondos destinados a la educación, la salud y el bienestar de los más necesitados son desviados hacia los bolsillos de políticos sin escrúpulos y sus cómplices, privando a millones de personas de la oportunidad de una vida digna, como ocurrió con los 70 mil millones que se perdieron a la señora Karen Abudinen, dinero del internet de los niños del campo, que se perdieron y se quedaron perdidos.
Cada caso de corrupción es un nuevo círculo en el infierno de Dante, donde los culpables se revuelcan en la opulencia mientras las víctimas sufren en la oscuridad. Y así como en el infierno, la corrupción política parece tener un suministro interminable de pecadores dispuestos a vender su alma por un puñado de monedas.
Es hora de reconocer que el verdadero infierno no está reservado para después de la muerte, sino que está aquí y ahora. Vemos a Israel bombardeando niños en Palestina, pero los serafines del Damián, se complacen defendiendo el genocidio y publican en redes que ellos no rompen relaciones con los Asesinos. Todos están embriagados de la codicia y la impunidad, llegan al punto de hacer todas las conspiraciones posibles, para ver que a este gobierno le vaya mal y desean que el país no progrese, que la gente sufra, para demostrar que el gobierno de un exguerrillero no sirve y poder resucitar en las próximas elecciones a los politiqueros del viejo país.