Los bogotanos estamos condenados a un sistema de transporte público precario costoso y humillante. Sometidos a transportarnos en condiciones inhumanas, a viajar como el ganado. El deterioro del sistema de Trasnmilenio es evidente y va creciendo: a diario hay un portal bloqueado, buses accidentados, mujeres ultrajadas, víctimas de robo, las estaciones invadidas de vendedores ambulantes y lo peor, en las horas pico se ha vuelto imposible desplazarse de un lugar a otro si no se cuenta con tres horas de anticipación y el suficiente coraje.
Este miércoles unas dos mil personas entre ancianos, niños, mujeres embarazadas, otras con bebés en los brazos, o con minifaldas, discapacitados, estudiantes; ciudadanos en general, estuvimos atrapados en la estación de Transmilenio de la calle 100 con Autopista Norte durante algo más de una hora como quedó registrado en este video, los usuarios soportan manoseos, (voluntarios en involuntarios) empujones, codazos y arriesgan sus vidas al borde de las puertas intentando subirse a uno de los pocos articulados que llegan, por cierto, todos a reventar. Una estación de Trasmilenio en las horas pico se puede convertir es un infierno.
La creciente ola de protestas en los portales de las estaciones, parece no llamar la atención del gerente de Trasmilenio, Fernando Sanclemente ni de la propia administración Distrital del alcalde Gustavo Petro, concentrado más en sus estratagemas jurídicas y políticas para atornillarse a su puesto que en atender los problemas de la capital. En algún momento se dijo que Transmilenio era orgullo y símbolo de los bogotanos, ¿a que hora se convirtió en uno de nuestros mayores problemas?