El Boeing 777-300 despegó del aeropuerto de Melbourne en Australia para iniciar una ruta con escalas en cuatro países, en cuatro continentes para traer de regreso a 340 colombianos atascados en el exterior y que miles de otros pedían apoyo de la Cancillería para poder regresar a Colombia en medio de la pandemia del CONVID 19 que frenó en seco el tráfico aéreo mundial desde mediados y finales de marzo. Cada pasajero debió pagar 2.700 dolares por el pasaje; cancillería se limitó a facilitar el avión y a conseguir los permisos de aterrizaje en los distintos aeropuertos en la extensa ruta. Aquellos que se embarcaron desde Australia e Indonesia les tomó casi dos días completos llegar a El Dorado.
HISTÓRICO!
Garuda Indonesia oficialmente en El aeropuerto El Dorado de Bogotá, Colombia.Vuelo humanitario con colombianos que se encontraban en Australia, Indonesia e India.#GarudaIndonesia #BOG #SKBO #ElDorado pic.twitter.com/x74wRNoYTU
— Andrés (@andres_orb_) May 17, 2020
El avión de la aerolínea Garuda Indonesia voló alrededor de 42 horas para cruzar el mundo. Hizo escalas para recoger colombianos en cuatro países, aterrizando en 4 continentes para llegar a su único destino: Bogotá. En medio de un calor de pleno verano australiano, el vuelo GA8800 despegaba del aeropuerto Internacional de Melbourne el 17 de mayo con cerca de 100 colombianos provenientes de todos los rincones de Australia y Nueva Zelanda. Tras 7 horas de vuelo, aterrizó en Yakarta, capital de Indonesia, el país geográficamente más lejano de Colombia en el mundo. Después de casi dos horas que se demoró el abordaje de otros 80 colombianos provenientes de Tailandia, Hong Kong y varios rincones indonesios, el gigante despegaba con fuerza rumbo a la India.
A Nueva Delhi, su segunda parada programada, llegaron sobre la madrugada. Extenuados, sin haber podido recibir la luz directa del sol en las 18 horas que llevaban volando, los pasajeros le daban la bienvenida a otra treintena de colombianos provenientes de la India y el medio oriente, para emprender de nuevo un viaje de 10 horas hasta Ámsterdam, en Holanda. El avión aterrizó en el inmenso aeropuerto internacional de Schiphol de la capital de los tulipanes cuando eran las 8 de la mañana.
En Ámsterdam, el último grupo de compatriotas abordaba el vuelo más largo y agotador de muchos otros tantos que sentados esperaban ahí pacientes el ultimo despegue antes de aterrizar en casa. Connacionales atrapados en Suiza, Suecia, Portugal, España, UK, Italia, Noruega, Irlanda, Austria y Bélgica terminaron de llenar la aeronave que recibía la última dotación de gasolina necesaria para llegar al Dorado de Bogotá. No quedó ni una sola silla vacía en este vuelo que despegó muy pasadas las 10 de la mañana.
Unas once horas después sonaba la canción Colombia Tierra querida en la cabina del avión. Las azafatas indonesias bailaban al mejor estilo el son de la salsa que les pusieron para recibirlos en su tierra. Las personas, agotadas, aplaudían de agradecimiento con ellas, el avión, la aerolínea y la vida por el lujo de estar en casa. El inmenso viaje, el inmenso precio, la incomodidad, las incontables horas, todo valió la pena porque estaban de vuelta.
Pero su llegada es solo el comienzo. Según los decretos emitidos por presidencia, estas personas deben someterse a una estricta cuarentena de catorce días en Bogotá. Aquellos que no contaban con un lugar de residencia en la capital, tendrían que pagar hoteles determinados por el gobierno a precios acordados por la Presidencia de la República. La inmigración de los 340 pasajeros tomó otras tres horas, después de pasar por cuatro filtros de seguridad sanitaria antes de poner un pie fuera del aeropuerto El Dorado.
Sin embargo, quedan pendientes otros miles de colombianos que piden ayuda para volver a casa. Muchos, ante su incapacidad económica de pagar por un tiquete a Colombia a los precios fijados por el gobierno en sus vuelos humanitarios, esperan a apertura de aerolíneas comerciales para poder regresar con precios de tiquetes razonables. Mientras tanto, se atienen a las medidas adoptadas por cada país para atender a las poblaciones migrantes en una contingencia que a muchos gobiernos ya se les salió de las manos.