La reunión solicitada a Colombianas y Colombianos por la Paz por algunos de los principales exjefes paramilitares recluidos en distintas cárceles del país, se llevó a cabo el 12 de septiembre en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí. En ella participaron Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar; Aníbal Gómez Holguín, alias Juan Carlos; Jorge Iván Laverde, alias el Iguano; Raúl Hasbún, alias Pedro Bonito; Óscar Leonardo Montealegre, alias Piraña; Iván Roberto Duque Gaviria, alias Ernesto Báez. Por Colombianas y Colombianos estuvieron Piedad Córdoba, Lisandro Duque, Olga Amparo Sánchez, Danilo Rueda, Alfredo Molano, periodista de El Espectador.
No era la primera vez que nos reuníamos con exjefes paramilitares para escuchar sus inquietudes y reflexiones acerca de la paz y del proceso de desmovilización. El propósito de la reunión expresado en la misiva dirigida a Colombianas y Colombianos por la Paz: la verdad. Llegamos a la hora pactada, y luego de realizar todos los trámites para el ingreso a la cárcel nos encontramos con los exjefes paramilitares.
Freddy Rendón Herrera, alias el Alemán, inicia el encuentro afirmando: “Doctora, en nombre de las autodefensas, de los desmovilizados reunidos aquí y los que están en todo el territorio nacional y en las cárceles de Estados Unidos, en nombre mío y de mi familia, del extinto bloque Élmer Cárdenas, que la tuvo las últimas horas de su secuestro, quiero pedirle perdón por los males que le hicimos pasar a usted y a su familia. Sé que el perdón es un tema del corazón, pero usted es una mujer que va más allá de los resentimientos y sé que nos va a perdonar. Si no es hoy, sepa que nosotros lo seguiremos esperando”. Continuó Freddy Rendón: “Por medio de Colombianas y Colombianos por la Paz, queremos pedir perdón a las víctimas, no es por cumplir un compromiso, queremos abrazarnos con quienes fueron nuestros contrarios, queremos vivir en este país y que nuestros hijos vivan en él”.
En esos momentos pasaron los recuerdos de momentos horribles, de sufrimientos y miedos, pero también la certeza que hoy no me asisten sentimientos de revancha u odios. Les expresé, con la firme convicción, como lo había hecho en la audiencia con Iván Roberto Duque: “La prueba de mi perdón es que estoy aquí. El hecho de que trabajemos porque se acabe la guerra, es suficiente motivo para perdonar. Con sinceridad, les digo que los veo como seres humanos, a quienes les ha tocado vivir una guerra. Fueron momentos horribles, después vinieron cosas duras. En mi caso, y en el de mi familia, tengan la certeza de que nos damos por reconciliados”.
Situaciones como las vividas en esa reunión, me reafirman que el camino incierto de la paz exige audacia y creatividad. Audacia individual y colectiva, para cerrar dolores, heridas, para continuar el camino de la vida, para reconstruir la memoria histórica de este cruento conflicto que tanto dolor, pérdida de vidas humanas, de rupturas éticas, ha traído al país y cada uno/a de las/os colombianas/os. Audacia, para la reconstrucción de la memoria histórica como el esfuerzo consciente de grupos poblacionales, sociales y políticos, para interpretar los hechos pasados y presentes, que han marcado sus historias de olvido, injusticias y violencias, para su no repetición y transformación. Memoria histórica como una de las herramientas que contribuya a la verdad, la justicia y la reparación y la sostenibilidad de la paz. Audacia para renovar las memorias desde lo personal, cultural, político y social.
Creatividad, para llevar a cabo procesos de verdad histórica, porque como lo afirma Pablo de Greiff: “El esclarecimiento de la verdad reafirma la ciudadanía de las víctimas y su carácter de sujetos de derecho, reitera su valor como individuos, repara en algún grado su dolor y reconstituye su dignidad al poner de presente el carácter injusto del acto violento, al resarcir la humillación o el menosprecio que de él se derivan y al reafirmar la superioridad moral del orden jurídico democrático”. Verdad histórica que debe ir más allá de la verdad jurídica, de manera que se garantice saber, por ejemplo, en el caso del paramilitarismo, quiénes fueron sus auxiliadores, cómo lo hicieron, cuáles son las responsabilidades de sectores políticos y económicos del país. Y para que, como lo afirmó Iván Roberto Duque Gaviria alias Ernesto Báez, la verdad histórica no se quede en los estrados judiciales como ha sucedido en el marco de la Ley de Justicia y Paz.
Creatividad, para que la verdad que emerja del proceso de La Habana, sea una oportunidad para que la sociedad colombiana se mire a sí misma, sin falsas pretensiones, con humildad, para reconocer sus aciertos y desaciertos. Creatividad, para comprometerse seriamente en los caminos inciertos de la paz, para reconocer la condición humana de contradictores/as, la otredad y la diferencia, para perder privilegios económicos, sociales o políticos, para caminar hacia la construcción de una paz fundamentada en la justicia social y en la ampliación de la democracia para todas/os las/os excluidos de esta nación.
Fecha de publicación original: 17 septiembre de 2014