Aunque los colombianos preferimos mirarnos el ombligo como si fuéramos el centro del mundo, las transformaciones globales merecen alzar la vista para descubrir que la cultura asiática es ahora la protagonista de nuestro entorno. Los norteamericanos, enfrascados en la guerra entre demócratas envejecidos y republicanos idiotizados, no entienden ni mandarín, ni la cultura milenaria que los precede y desconocen las complejidades de las regiones que ha conquistado la China pos-Mao.
Las antiguas estrategias de Estados Unidos no funcionan. La eficiencia de los asiáticos, sus modelos de formación, sus centros de investigación, sus procesos administrativos y su modelo político (aunque sea autoritario) son la base para desplazar el dominio de los gringos. Los chinos encontraron formas para superar la productividad norteamericana construyendo una población educada, trabajadora, que accede a todos los servicios básicos, con ambiciones sencillas que contrastan con el desafuero occidental por la acumulación de riquezas.
Hecha la tarea de igualar a la sociedad, se dedicaron a construir la fase superior del comunismo, tomándose los mayores mercados globales, invirtiendo en investigación y desarrollo para convertirse en líderes y recomponiendo el mundo a su alrededor sustrayendo con paciencia los territorios de su entorno, de África, del Medio Oriente y de América Latina a la influencia norteamericana. Y como los gringos que desarrollaron la infraestructura para beneficiar sus desarrollos y fortalecer sus mercados, los chinos financian la construcción de la red que les permita acceder a las materias primas, a los alimentos y a la venta de sus productos terminados con tratados como el de la Ruta y la Seda que ya firmó casi toda Latinoamérica.
Esta realidad que la registra con claridad todo el mundo, le cuesta trabajo entenderla a los norteamericanos que debaten si es correcto que Murdoch se enriquezca vendiendo mentiras y estupidizando a sus audiencias para respetar la libertad de expresión. O si prohibiendo a Tik Tok van a impedir que los chinos puedan lanzar campañas usando esta red. La potencia del norte cree que con sanciones y vetos va a detener la pacífica expansión china, que países como Brasil abrazan sin restricciones.
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Biden no encuentra la forma de contener ni confrontar a los chinos que se le metieron hasta las narices de su arsenal nuclear con un simple globo espía
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El gobierno Biden parece impotente entre la vasta tarea de mantener su economía competitiva en los mercados externos, y para reencontrar un propósito común que le dé un nuevo sentido al sueño americano, e inclusive para capturar las bases electorales que necesita para derrotar a Trump y sus huestes de ignorantes digitales. Con tantos retos, Biden no encuentra la forma de contener ni confrontar a los chinos que se le metieron hasta las narices de su arsenal nuclear con un simple globo capaz de espiar hasta la mínima señal que emiten sus instrumentos de comunicación.
La gerontocracia demócrata tampoco logra contener a esa neoderecha ignorante y torpe que desdibujó a los republicanos. Esta es la principal amenaza a su democracia, no son los chinos. Los grandes filósofos, músicos, escritores, poetas, empresarios, científicos y militares norteamericanos están a tiempo para elaborar una nueva estrategia, civilizada, moderna, racionalista. Es la ignorancia de los neo republicanos la que va a destruir la democracia que con tanta devoción y sangre construyeron.
Una potencia dividida que no puede liderar el mundo ni puede mantener ningún control global mientras siga así. La mitad del país cree que las mentiras más infantiles son grandes verdades y que estas deben guiar las acciones de sus gobiernos. A los rednecks les importa un bledo el mundo y sus problemas. Creen que con muros contienen los peligros y que encerrados pueden vivir en un paraíso. Los ricos cada vez más ricos creen que superarán la frontera de la memoria humana y del tiempo lanzando juguetes multimillonarios al espacio.
Mientras los ultramillonarios gringos que pagan pocos impuestos se divierten quemando sus millones, los chinos son ahora superiores en muchas tecnologías, incluyendo la de cohetes y misiles y por supuesto las comunicaciones digitales que quieren bloquear en nuestros territorios. A los norteamericanos (y a gran parte de Europa) les cuesta reconocer que hay un mundo que evolucionó, que no cree en los valores norteamericanos, que tiene una potencia que los desborda por cielo, tierra y agua. Vale la pena alzar la vista de vez en cuando.