El 11 de junio de 1992 asesinaron al ídolo vallenato del momento, Rafael Orozco, cuando se encontraba en una fiesta familiar en su residencia al norte de la ciudad de Barranquilla. A las 10:35 de la noche lo buscaron dos utileros del Binomio de Oro. Minutos después, yacía en el suelo con nueve impactos de bala que le arrebataron la vida.
Tras su repentino asesinato fueron más las preguntas que las respuestas que hasta hoy permanecen como el mayor misterio de la historia musical del país. Hay versiones que contemplan un motivo pasional, deudas, envidia y la más escandalosa es, sin duda, los posibles vínculos que Orozco mantenía con el narcotráfico. Todas hace parte de un enredado judicial que reposa en un expediente de la Fiscalía.
Para la elite barranquillera no era un secreto el amorío que Orozco sostenía con María Angélica Navarro, una bella joven proveniente de una distinguida familia, que se convirtió en la acompañante del cantante en sus giras nacionales e internacionales durante 3 largos años. Navarro conoció al cantante cuando tenía solo 21 años y él era un hombre casado de 36. Revelaciones que no fueron una sorpresa para la esposa y madre de las 3 hijas de Orozco, Clara Elena Cabello, sabía desde hace años del romance pero nunca le dio trascendencia.
A pesar del supuesto motivo pasional, el caso tomó un giro inesperado un año después del asesinato cuando Revista Semana entrevistó a un sicario, testigo clave casos como el del Procurador General de la Nación, Carlos Hoyos, el de capos del Cartel de la Costa, Jairo y Alex Durán y el del cantante, Rafael Orozco. Bajo identidad reservada, el hombre reveló lo que nadie esperaba: las implicaciones directas del vallenatero de oro con el narcotráfico y el importante papel que cumplía dentro de la organización criminal.
En los años 70, la Costa Caribe vivió el periodo de la "Bonanza Marimbera" un fenómeno criminal que inició en la zona de Urabá y se extendiendo a lo largo de la región. Esta zona ausente de presencia estatal junto con una larga tradición de contrabando fue el escenario perfecto para hacer de la exportación de la marihuana y posteriormente cocaína un negocio redondo. Familias costeñas se unieron aprovechando la situación y crearon el primer cartel del narcotráfico de la Costa Caribe. El primer capo fue José Rafael Abelló alias "Mono Abello" quien empezó como marimbero en la Sierra Nevada de Santa Marta y terminó exportando marihuana y cocaína a Europa y Estados Unidos.
Sin embargo, fue extraditado a los Estados Unidos en 1988 dejando el cartel a su suerte y siendo reemplazado por Alberto Gamboa, más conocido como "El Caracol". Pero con la ausencia de su fundador y puesto en el radar de las autoridades colombianas y temida DEA, el nuevo capo buscó nuevas alternativas para mantenerse al margen de la ley americana.
El Puerto de Barranquilla en donde salía la mayor parte de la mercancía lo tenían a su favor. Según investigaciones, la red criminal tenía nexos con ex policías que se infiltraban para mantenerlos informados de lo que salía y entraba a la zona portuaria. Pero hacía falta una pieza clave: ¿quién podría camuflar los millones de dólares que ganaban sin levantar sospechas?.
En este momento, Rafael Orozco pasó a ser el candidato perfecto. Un hombre hecho a pulso que se había ganado el corazón de los colombianos con su voz al punto de convertirse en un referente nacional. Su carrera lo obligaba a viajar no solo dentro del país sino alrededor del mundo siendo Estados Unidos su destino favorito pues tenía un grupo de fans latinos que lo aclamaban y a los que nunca olvidaba en sus giras. El artista duraba más de un mes de gira en Estados Unidos siendo aclamado en Nueva York y Miami.
Se presume que 4 años antes de su asesinato, Rafael Orozco se vincularía con el Cartel de la Costa. Aunque su familia y amistades se niegan a creer en esta versión asegurando que el cantante era un hombre humilde con altos ingresos, el sicario aseguró que Orozco sacaba provecho del Binomio de Oro y su posición para lavarle dinero al narcotráfico transportando millones de dólares de Estados Unidos a Colombia camuflados en su amada colección de 12 acordeones.
A pesar de los numerosos viajes, Orozco nunca levantó sospecha alguna, sin ensuciarse las manos obtenía el 15% de lo que transportaba, recibiendo alrededor de un millón y medio de dólares por viaje. Después de unos años lavando dinero le pidió al Cartel de la Costa el 25% de las ganancias pero su propuesta fue rechazada automáticamente. En su último viaje, el cantante recibió 12 millones de dólares pero de vuelta a Colombia se perdieron misteriosamente. Hay quienes aseguran que el cantante se quedó con el dinero como venganza hacía el cartel por no otorgarle un mayor porcentaje en las ganancias pero él mantuvo su palabra de que les recuperaría el dinero y se los daría de vuelta.
Las amenazas hacía su vida no se hicieron esperar. Como última advertencia, testaferros del cartel lo visitaron y le hicieron saber que ofrecían 130 millones de pesos por su cabeza. Esta vez, el cantante no les prometió que devolvería el dinero cuanto antes pero les hizo saber que sabía que su fama no iba a permitirle al narcotráfico caribeño matarlo por que al ser una figura pública se tejería un escándalo que terminaría perjudicándoles el negocio.
A pesar de que su amenaza se cumpliría. Días después tocaron a su puerta Francisco Javier Corena y Alfonso Ariza De la Hoz, los utileros del Binomio de Oro. Mientras se encontraba conversando con sus colegas apareció un pistolero y le disparó al cantante hasta causarle la muerte. Tiempo después los únicos dos testigos que presenciaron la escena, Corena y De La Hoz, serían secuestrados en sus casas y jamás los volverían a ver con vida.
El 27 de enero 1993, el Cartel de la Costa se vino a bajo, tal como lo había pronosticado Orozco, pero por razones ajenas a su muerte. La mala suerte de la organización comenzaría tras la pérdida de un cargamento de 100 kilos de cocaína con destino a Texas, Estados Unidos. Meses después, bajo la denominada ‘Operación Alcatraz’ capturaron a “El Caracol” y a 19 miembros más de la red que fueron enviados a la cárcel Modelo de Bogotá. Finalmente, “El Caracol” fue extraditado a Estados Unidos con una condena de 20 años por sus implicaciones con el narcotráfico y ser artífice de grupos paramilitares. El Cartel de la Costa ya se había debilitado para finales de los 90’s.