Ignoré todo este tiempo la candidatura de Rodolfo Hernández. Lo evalué de un incuestionable ridículo en el debate con los jóvenes que hizo el Canal Caracol.
Nunca vi los videos que compilan sus rancias opiniones o su discurso sin asidero firme de quitar la corrupción del sistema. Y resulta que hoy es el presidenciable.
Ya documentado meridianamente sobre el candidato, lo encuentro como un muy hábil hombre de negocios. Y los negocios, sabemos bien, son también una suma de argucias y oportunismos.
Su riqueza se la procuró el negocio inmobiliario. En un video se le oye decir sin vergüenza que su empresa "atraca" a las personas vendiendo lotes de 5X8 a 100 millones. Aquí cabe citar al novelista de la Comedia Humana, Honorato de Balzac cuando sostenía que: "detrás de toda gran fortuna, hay un crimen".
Ahora el presidenciable tiene convencido a medio país con la idea de un gobierno austero y atrapa “cacos” de cuello blanco, como si una nación como la colombiana fuera reductible a esas dos premisas que además de falsas están mal planteadas.
Nunca se le ha escuchado el programa objetivo de acciones para atacar la corrupción, y asume que su gobierno será tan exitoso como su alcaldía de golpes y discursos retrógrados.
Al parecer, quiere hacer del país uno de sus exitosos negocios manejando con mezquindad de usurero su contabilidad. En otro de estos videos se le oye recitar de buena memoria de viejo sin asomo de Alzheimer, el rubro que el Estado gira al sector docente.
Ajusta en su cabeza de Papá Goriot (de nuevo la analogía con Balzac), las cifras sobre salarios, bonificaciones, cesantías y vacaciones.
Su inteligencia tan bien afinada para encontrar el precio de todo y el valor de nada, le hace entrever la necesidad de un ajuste en esta cartera, parece creer que son solo prebendas lo que tienen los profesores de Colombia.
Como simpatizantes del ingeniero se presentan los que cuestionan a Gustavo Petro, (el discurso completo contra el Pacto Histórico ya lo conocemos, y no hay porque volverlo a citar aquí).
En tal sentido, para muchos se plantea el voto como una opción para ir en contra del candidato Petro, más que un voto a favor o en aceptación de Rodolfo Hernández.
También hay un sector de votantes alucinado por la idea de un señor que se presenta como una ruptura de la forma tradicional de mover una campaña política.
¿Cómo un electorado como el colombiano ha votado por alguien que ni siquiera se presenta en los debates a exponer de forma objetiva lo que piensa hacer con el país? ¿Cómo un votante decide que un video clip patético de Tik-Tok es algo que deba tomarse en serio?
Las opiniones del candidato se ven centradas en términos del más egoísta sentir capitalista. No asoma en las opiniones de este candidato, ninguna comprensión sobre el verdadero capital de nuestra nación; no olvidemos los artículos de la Constitución que celebran nuestra diversidad étnica y multiculturalidad.
Una reflexión del ingeniero sobre el capital cultural de la Nación, nuestra verdadera riqueza, será tan difícil de encontrar como lo fue la ilusoria "economía naranja" del aturdido presidente saliente.
Tampoco una aproximación sensata a las dificultades asociadas a nuestro eterno conflicto y al anhelo de convivencia pacífica no ha sido citada por parte del señor Rodolfo Hernández.
Un análisis de nuestro mundo actual, que procura en gran medida la inclusión, la aceptación de la diversidad, el cuidado planetario, no lo encontraremos en las palabras y mucho menos en las acciones de su posible eventual gobierno.
Pero con todo, Rodolfo Hernández es ahora el presidenciable.