La crónica, del periodista de investigación de Semana Fabian Yáñez, parece sacada de uno de esos argumentos de películas como El embajador de la India. En medio de la crisis generada por la pandemia, en Tunja, cientos de personas sin trabajo esperaban ue cayera maná del cielo. Y eso parecía ser, un milagro, cuando Juan Carlos Rodriguez Arias, quien se presentaba como un mayor retirado del ejército y su esposa, Yudith Astrid, abrieron una oficina en el centro de la capital boyacense llama el Britt, era una transportadora y una comercializadora. Cada día eran filas de cientos de personas esperando su oportunidad.
Se le veía la prosperidad al matrimonio, esquemas de seguridad, autos de alta gama y un músculo de fuerza laboral que crecía con los días. Se les aseguró a los trabajadores que se les daría un seguro de vida y almuerzo diario. Pero todo empezó raro cuando se le empezó a pedir a la gente plata para comprar una camioneta. Es que supuestamente tenían que comprar 1.000 camionetas para ofrecerle los servicios a Ecopetrol. La idea era transportar el personal ahí. Por eso se tenían que darle a la empresa 15 millones de cuota inicial, se le darían a cambio cuaotro millones mensuales. La gente quedaría con la camioneta.
Dieron la plata, pasaron los meses y nada. Les daban largas, nunca les dieron la camioneta. Un día el falso mayor y su esposa simplemente desaparecieron. Le quedaron deviendo a 30 personas que dieron todos sus ahorros por las camionetas y además le quedó debiendo a 100 funcionarios de la empresa. La estafa, según el periodista Fabian Yañez, supera los 1 mil millones de pesos.