En el bajo mundo de Medellín, en el centro del hampa, desde hace muchos años se comenzó a alzar una historia que apenas ahora comienza a relatarse por su propio protagonista. Desde el cuchillero que roba celulares en las calles, pasando por el sicario a sueldo, el jefe de una oficina de cobro, el jibaro de un expendio de droga, el extorsionista, el traqueto, el gran narco, el líder de una Bacrim y ciertos oficiales del Estado, consideran hasta hoy día, que el gran capo de capos, el bandido más bandido, el pillo de pillos que ha tenido Colombia se llama Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna.
“En Medellín no se apretaba un gatillo sin antes haberle pedido permiso a Don Berna”, le escuché decir a un jefe de sicarios en la cárcel San Isidro de Popayán. Como muy pocos este hombre pasó por todos los “trabajos” del bajo mundo antes de alzarse como uno de los jefes más importantes de las Autodefensas Unidas de Colombia. Incluso, su historia debería comenzar por decir que tuvo tanto o más poder que el mismísimo Pablo Escobar, tanto así que fraguó todo el plan para que El Patrón cayera en un techo, tras el impacto de una bala de fusil accionado por su propio hermano. Estuvo tan cercano el mito de la verdad, que en las calles de ‘Metrallo’, los bandidos daban cuenta que fue Don Berna el que le pegó el tiro a Escobar, pero ahora se sabe por boca del propio capo que fue su hermano menor, alias Semilla.
La historia de Don Berna, mejor aún, debería empezar por decir que a diferencia de muchos otros capos del mundo, Murillo Bejarano, libró cuatro guerras a muerte, todas las ganó, y contrario a Pablo Escobar, está vivo para contarlas y si empieza a colaborar con la justicia norteamericana quizá saldrá libre y morirá de viejo y no a balazos como todos los de su calaña. La primera guerra la sostuvo casi que solo contra “Estrella Roja”, un grupo guerrillero disidente del EPL, guerrilla de la que hizo parte Don Berna, cuando salió de su natal Tuluá. Aquellos guerros le propinarían 17 disparos, de los cuales le quedó una pata de palo y un orificio en la cara que lo hacía hablar de medio lado.
Después se convertiría en el lugarteniente, en el jefe de sicarios del clan de los Moncada Galeano, los dueños de Envigado. Les hizo el trabajo sucio durante varios años, y con el olfato del perro de presa, les advirtió que no subieran a La Catedral a encontrarse con Pablo porque El Patrón los iba a matar. Berna se salvó de que lo picaran y después lo quemaran, entonces se ganó la sentencia de muerte del hombre más temido de Colombia en los años ochenta y noventa, Pablo Escobar. Berna había pasado de ser guerrillero a gatillero y más tarde a jefe de sicarios, pero necesitaba un respaldo mucho más grande para cuidarse de Escobar y, además, si se daba el papayazo, acabar a balazos con aquel mito de Patrón Inmortal. Entonces buscó en Montecasino, el bunker del clan Castaño, a Fidel y le dijo que se ponía a su servicio porque él también era un perseguido por Pablo Escobar. Ahí se crearon Los PEPES: los hombres que entraron a la casa donde se ocultaba el gordo Pablo, lo persiguieron hasta un tejado y lo mataron.
La tercera guerra que libró don Berna fue contra las propias oficinas de cobro que se habían levantado en Medellín. Las acabó a todas, incluso a su propia casa, la de La Terraza, y se levantó como el nuevo ‘cucho de cuchos’, como los jóvenes pillos le llaman al jefe de jefes. Más tarde con la creación de las Autodefensas Unidas de Colombia, los hermanos Castaño recibieron la razón de que Don Berna montaría su propio grupo, entonces creó el Bloque Cacique Nutibara, pero debió afrontar su cuarta guerra contra el Bloque Metro que no quería respetar su jerarquía y mando en todo Medellín. Los exterminó a todos. Por esos días se habló de la ‘Donbernabilidad’, un supuesto pacto entre el gobierno de turno y Don Berna para frenar tanta muerte y tanta mala imagen de la ciudad de la “eterna balacera”.
Don Berna fue extraditado en el año 2008 supuestamente por haber seguido delinquiendo desde la cárcel de Itagüi, es decir por seguir mandando en Medellín vía teléfono y vía mensajes de texto. De inmediato fue expulsado del programa de Justicia y Paz, al cual se había sometido como jefe paramilitar desmovilizando a más de 3000 hombres a su mando y para colaborar con la verdad, justicia y reparación de todas las víctimas que quedaron después de poner más de 15 mil muertos. Todo indica que la verdad no se la llevaron y Don Berna ha empezado una saga de libros donde contará como en El Padrino, toda la sangre que vio correr, que hizo correr y que hicieron correr. Incluso, se habla de un libro dedicado al propio Álvaro Uribe Vélez, donde Don Berna desmentirá o ratificará todo lo que se ha dicho del expresidente que lo extraditó.
Por ahora, la editorial Icono le ha dado el permiso a Las2Orillas de publicar un capítulo del primer libro de Berna, titulado "Así matamos al patrón". En este episodio Diego Fernando Murillo Bejarano, narra de su propia voz y conocimiento la génesis del fenómeno paramilitar en Colombia.
Este es el capítulo 14, 'Los Pepes', del libro Así matamos al patrón de Ícono Editores: