Alimentar todos los días a las palomas que viven en las plazas y parques de las ciudades de Colombia no es una labor que todo el mundo se atreva a hacer.
En la plaza Alfonso López de Valledupar, Cesar, encontramos al señor Luis Acevedo, quien llega a las seis de la mañana a este lugar, montado en su bicicleta, a alimentar con maíz a las palomas que junto al majestuoso palo de mangos le dan un toque de naturaleza a la emblemática plaza. ¿Por qué lo hace?, esta es su historia:
El señor de las palomas, como es popularmente conocido en la capital del Cesar, hace unos años fue desahuciado por las ciencias médicas y ocultas, tras someterse a una cirugía anal. Acevedo afirma en una entrevista que duró postrado en cama un año y dos meses. En ese lapso de tiempo perdió el cabello, las cejas, las pestañas y demoró 16 días sin orinar y sin hacer sus necesidades coprológicas.
Agradecido con Dios por haberle salvado la vida y siguiendo las recomendaciones médicas, el señor Luis llegó a la plaza Alfonso López, y al percatarse de que nadie alimentaba a las palomas, empezó a llevarle maíz para alimentarlas desde las seis hasta las nueve de la mañana.
Esta gran labor le fue aplaudida por parte de los demás habitantes de Valledupar y por el alcalde, quienes le dan una donación para ayudarlo a comprar las libras de granos que se requieren para alimentar a las aves.
Con un canto de alabanza hacia Dios, Luis Acevedo llama a las palomas a comer cuando llega a la plaza Alfonso López. Ellas reconocen su voz y de inmediato acuden a su llamado. El canto lo podemos escuchar en el video de la entrevista, adjunto a continuación:
“Hay que hacer el bien y mirar las obras de Dios”, es un mensaje que Luis Acevedo le envía a la humanidad.