El fundador de la endeudada inmobiliaria Evergrande, Xu Jiayin o Hui Ka Yan en cantonés, de 62 años, tiene en ascuas a los inversionistas de todo el mundo, ante un temor a una quiebra que pueda arrastrar a todo el sector inmobiliario, y con él a la economía de la segunda potencia del mundo.
Hui es uno de los magnates más emblemáticos de la China contemporánea, con un gusto por las marcas de lujo especialmente Hermes, los yates exclusivos, posee uno valorado en USD 60 millones y un olfato para alabar al Partido Comunista. Hui se benefició de las estrechas conexiones con Zeng Qinghong, ex vicepresidente del país en la década de 2000, pero ya retirado de la política y actualmente implicado en un escándalo de corrupción. También mantiene estrechas relaciones con otros multimillonarios de Hong Kong, como Joseph Lau y Cheung Chung-Kiu, con los que juega poker.
En 2017, su riqueza que se estimó en USD 42.500 millones, lo llevó a encabezar la lista de Forbes de las personas más ricas de China. Sin embargo, esta cifra se ha reducido a menos de USD 9.000 millones, al desplomarse el valor de Evergrande, solo este año ha perdido USD 14.500 millones. Evergrande es la promotora inmobiliaria con más deudas del mundo, pero donde su gran problema no es tanto la cantidad de deuda como la crisis de liquidez que padece y que le genera enormes dificultades para pagarla.
La suya es una historia similar a la de muchos otros multimillonarios chinos hechos a sí mismos, que tras nacer en el campo (en su caso huérfano de madre) y criados en una pobreza extrema, se impusieron en su sector gracias a su ambición y las conexiones personales que fueron trazando. Durante la Revolución Cultural (1966-1976) abandonó los estudios temporalmente tras terminar la escuela secundaria y los retomó después con la reapertura de las universidades. Estudió Metalurgia, y trabajaría en empresas relacionadas con este sector durante una década, durante los años del posmaoísmo y el inicio de la reforma y apertura.
En 1992, y tras haber escalado puestos en su empresa, renunció a su trabajo para mudarse a Shenzhen, primera zona económica especial (ZEE) de China, un área donde se probarían fórmulas capitalistas para fomentar el crecimiento cerca de Hong Kong, allí se dedicó a la venta de acero y cuatro años más tarde fundó Evergrade Group. El año siguiente consiguió su primer gran éxito como promotor comprando el terreno de una antigua fábrica de pesticidas, donde edificó el complejo residencial Jinbi Garden. Los 323 apartamentos del complejo se vendieron de inmediato, impulsando nuevos proyectos y un rápido crecimiento de la compañía en el contexto de una fuerte urbanización de China.
La vivienda era uno de los sectores donde el país acumulaba una gigantesca demanda insatisfecha, en el país más poblado del mundo, más cuando ser propietario de un apartamento era condición indispensable para que un varón pudiera pensar en casarse. La continua subida de los precios, sin techo aparente en las principales ciudades, hizo que centenares de millones de chinos apostaran por la compra de segundas, terceras o cuartas viviendas como inversión segura. Evergrande se expandió por toda China.
En 2009, el grupo Evergrande se pasó a cotizar en la Bolsa de Hong Kong recaudando unos USD 9.000 millones en su oferta pública inicial, lo que la convirtió en la mayor empresa inmobiliaria privada de China y convirtió a Xu en el hombre más rico de la China continental. Una riqueza que lo llevó luego a obtener el control del equipo de fútbol de Guangzhou renombrándolo Guangzhou Evergrande, y que llegaría a dominar ese deporte en China, con ocho campeonatos de Liga bajo el brazo y el primer club chino en triunfar en la Liga de Campeones de Asia. En 2019, Hurun Research lo reconoció como el mayor propietario de bienes raíces en todo el mundo, valorando sus tenencias en USD 37.000 millones.
El problema oculto de Hui, es que todo su imperio se basaba en el endeudamiento. La compañía acudía al crédito, fácil de conseguir, para financiar con la venta de inmuebles antes de que estuvieran terminados otros proyectos, sistema que estalló debido a un cambio en política de la China de Xi Jinping, que con nuevas regulaciones ha arremetido contra los supermillonarios y los sectores que considera demasiado poderosos, en nombre de la “prosperidad común”.
Los reguladores chinos han impuesto una serie de normas para limitar el alto nivel de endeudamiento en el sector inmobiliario. Como resultado, Evergrande ya no puede vender promociones antes de terminarlas, lo que ha llevado a una crisis de liquidez que amenaza con derrumbarlo. La compañía se hunde por estas semanas bajo cientos de miles de millones de dólares de deuda, que arrastra a los promotores inmobiliarios de China, los bancos, los tenedores de bonos y los compradores de viviendas.
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