En el 2003 Juan David Díaz estudiaba medicina en Barranquilla y sólo viajaba tres veces al año al Roble, el pueblo de Sucre donde su papá, Eduardo “Tito” Díaz, era alcalde. Por teléfono, en cada conversación, intentaba atenuar los temores de su hijo.
En plena expansión paramilitar y cercado por las amenazas, Díaz había liderado con éxito una consulta popular para convertir el corregimiento El Roble en un municipio, separándose de Corozal, con lo cual lograba mucha mayor autonomía incluso frente al gobernador del departamento, el condenado paramilitar Salvador Arana. La presión de éste sobre Díaz era mayúscula para asegurar ingresos para cumplir con la cuota impuesta por los paramilitares del Bloque Montes de María en cabeza de alias Diego Vecino y ganar las elecciones regionales del 2001.
La copa se le rebosó al alcalde al punto de que en pleno Consejo comunitario en Corozal en marzo del 2003 en presencia de Álvaro Uribe retumbó su grito desesperado: “señor presidente, Me van a matar y si me pasa algo el responsable es el gobernador Salvador Arana”. Un mes después aparecía muerto en el kilómetro tres de la carretera hasta Sincelejo.
Su hijo Juan David Díaz se propuso que esta tragedia no quedara impune. Y más, después de haber encontrado la carta que le había enviado su papá, anticipando lo que le ocurriría en la que le decía:
“Con la ayuda de Dios todo va a salir bien, pero tengo mis dudas de todos modos, si algo me pasa vete inmediatamente para Venezuela con tu mamá, pero antes avísale al resto de la familia que los responsables son los procuradores, Arana y el complot de los politiqueros de El Roble, no confíes absolutamente en nadie (...)”.
El 5 de abril Tito Díaz fue secuestrado cuando salía de su casa. Cinco días después aparecería muerto en una carretera a tres kilómetros de Sincelejo. Los peritos encontraron la credencial de alcalde en su pecho.
El Roble era un pueblo, como todos los de los Montes de María, cercado por los paramilitares que intentaban controlarlo dentro la estrategia de control territorial y político de Salvatore Mancuso, jefe del Bloque Norte de las AUC. Al alcalde lo acusaban, con el fin de volverlo blanco de las AUC de ser un auxiliador de la guerrilla sólo porque se preocupó de llevar médicos de planta y un puesto de salud en este territorio, según los señalamientos, controlado por las Farc.
A Juan David lo amenazaron el mismo día en que encontraron el cuerpo de su padre, tuvo que permanecer dos años fuera de Sucre. Hizo su año rural en el Hospital de San Jerónimo en Montería. Allí atendió a muchos heridos de bala que dejaban los paramilitares de la región y que no podían ser atendidos por el control incluso de los medicamentos que controlaban los paramilitares. En esas estaba cuando en el 2006 el entonces Senador Gustavo Petro le propuso hacer el debate de la parapolítica en el Congreso.
No dudó en suministrarle la información que guardaba en los archivos familiares del viacrucis solitario que había vivido su padre. El debate de la parapolítica del 2006 esclareció que varios dirigentes, políticos y funcionarios del estado se beneficiaron o cooptaron a poblaciones enteras usando el aparato armado y económico de las Autodefensas Unidas de Colombia.
El dirigente del Polo Iván Cepeda también toma el tema en serio y con base a la documentación que le suministra Juan David, aprovecha su condición de presidente del Movimiento Nacional de Víctimas y crea el capítulo de Sucre. A partir de allí Juan David emprendió una cruzada como líder de víctimas incluso trabajando, desde el 2014, en la gobernación de su departamento estando al frente del tema.
En el 2006, después de una larga investigación en donde se le dio la razón al alcalde del Roble sobre sus acusaciones días antes de su asesinato, el gobernador de Sucre, Salvador Arana termina acusado por la Fiscalía como determinador del crimen.
La orden la dio Arana mientras departía en un almuerzo con amigos en el restaurante La Becerra de Sincelejo y uno de los meseros, Diógenes Mesa Villacob, quien fue asesinado pocos meses después, relató lo que vio y escuchó.
Contó que esa tarde el gobernador le gritaba a El Concha, jefe de sicarios del segundo hombre fuerte del Bloque Montes de María, Rodrigo Mercado Pelufo, alias Cadena: “¿Usted qué hace acá? ¿Por qué no están cuidando al alcalde del Roble?”.
La alianza del Arana con las AUC era más que evidente, igual que la del ex parlamentarios Álvaro García Romero y Eric Morris. relacionados por Jairo Castillo Peralta, quien fuera para entonces el chofer de Arana y quien presenció varios encuentros entre Arana, García Romero, Morris y los paramilitares, como determinadores de masacres y asesinatos. Un contubernio venenoso que produjo tantas muertes viles de personas valientes como la de la Fiscal Yolanda Paternina, quien se atrevió a quitarle el velo del mapa genético a la fatídica estructura mafiosa y criminal de los políticos en Sucre.
En el entre tanto Salvador Arana fue nombrado embajador en Chile y después detenido mientras hacía una visita en Colombia, en ese momento Arana no cumplió pena alguna, se fugó y estuvo escondido durante dos años hasta que lo capturaron
El 29 de mayo del 2008 fue capturado en un apartamento en Santa Marta. Un año después fue condenado a 40 años de prisión.
Salvador Arana lleva doce años detenido en la cárcel del Bosque de Barranquilla. Ahora está dispuesto a hablar y contar la verdad para rebajar su larga condena y por esto se postuló a la JEP. El tribunal lo aceptó el pasado 14 de febrero, aunque le negaron la libertad transitoria y anticipada. Con su testimonio se podrá conocer lo sucedido en este capítulo oscuro entramado entre miembros de fuerzas militares, funcionarios gobiernos locales y nacionales y las AUC.
Solo con una semana de diferencia Juan David Díaz se anotaba un gran triunfo en su batalla silenciosa: después de 17 años, el 7 de febrero del 2020 el Estado era condenado por el crimen de su padre. El médico se prepara para aceptar el acto de perdón en su pueblo El Roble, Sucre el próximo 13 de marzo por una crimen que nunca debió ocurrir.