Diomedes Díaz hizo una gran fortuna gracias a su talento, uno que ya no se ve en estos tiempos. Pero su condena fue su desenfrenado estilo de vida, su drogadicción y alcoholismo lo llevó a cometer errores que pagó caro, como sus años en prisión por el asesinato de abuso sexual de Doris Adriana Niño, una joven fan que lo seguía y que, según declaraciones, perdió la vida por asfixia mecánica en una de las tantas fiestas desenfrenadas del cantante. Sus pecados los pagó caro, el dinero lo usó para pagar abogados, escondites antes de que lo detuvieran.
Cuando El Cacique de la Junta murió ese fatídico 22 de diciembre de 2013, su herencia fue pelada por sus más de 20 hijos, y dicen las malas lenguas de Valledupar que le salió una docena más. Nunca fue un ambicioso ni amante del dinero, como lo reflejaba en sus canciones pero de tanto dinero que hizo en vida, hoy ya solo quedan cenizas. Martín Elias, su hijo más conocido y exitoso en la música, hizo una carrera a puño y letra, no tenía el dinero que todos suponían gracias a su padre. Al contrario, solo le quedaron deudas pero una gran herencia: la voz.
Los hijos de Diomedes la han tenido duro, tienen una cruz en sus hombros que es la esperanza que sigan los pasos de su padre y sean igual, o más, talentosos que él. En el caso de Fredy ‘El Cadete’ Díaz, el hijo menor que El Cacique tuvo con la polémica Consuelo Martínez, su situación es precaria. Aunque vivió entre lujos cuando su padre vivía, una vez murió las complicaciones económicas obligó a migrar a Estados Unidos para mantener a su familia. El sueño de Diomedes era que su hijo menor fuera un aviador y tenía grandes planes para mandarlo a que estudiará una carrera en Canada, pero en eso se quedaron, en solo sueños. Sin lujos y sin apoyo, a Cadete Díaz no le quedó de otra que tener dos trabajos en el país norteamericano: lavar baños de día y descargar camionetas de arena de noche. Fue su única alternativa.
Pero sigue siendo un soñador, el Cadete Díaz quiere convertirse en un cantante de música urbana pero sus prioridades van primero y ahora debe continuar llevando el pan de cada día a su hogar.
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