Carlos Arturo Calle casi renuncia en su primer día de trabajo como vendedor. Tuvo que sentarse en un banquito de madera para ayudar a un cliente a ponerse los zapatos que le estaba vendiendo. Ahí, agachado, se sintió mortificado y humillado mientras intentaba poner la cara de vendedor que en ese momento no tenía. Recordó que en su lujoso apartamento colgaban los diplomas de médico y especialista en ortopedia de la Universidad Javeriana. “¿Qué está haciendo un médico vendiendo zapatos?”, fue la pregunta que amargamente se hizo mientras le ayudaba al cliente a ponerse y quitarse el calzado.
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Cuando terminó de vender los zapatos, Carlos Arturo salió del almacén e intentó responder la pregunta que se había hecho mientras estaba sentado casi en el suelo frente a aquel cliente. En ese momento entendió dos cosas: que no se quedaría toda su vida como vendedor de zapatos, camisas, trajes y corbatas y que para llegar a ser el Gerente General de la fábrica y tiendas de ropa que su papá, don Arturo Calle creó hace 57 años –en 1966– en el centro de Bogotá, y enseñar a vender su mercancía, tenía que ser un gran vendedor de zapatos, camisas, trajes y corbatas. En el cargo de vendedor estuvo unos dos años. No tenía sueldo fijo y le pagaban comisión por cada venta hecha.
Para trabajar en las oficinas administrativas y ser el actual CEO de la gigante empresa Arturo Calle, que hoy tiene abiertas 107 tiendas en Colombia y 11 más en otros 4 países, Carlos Arturo Calle Baena, primogénito del primer matrimonio de don Arturo Calle, tuvo que pasar por todos los almacenes y por todas las fábricas como vendedor, operario y administrador.
Durante dos años, antes de recibir el control de la empresa, Carlos Arturo estuvo, literalmente, pegado a su papá. En la oficina de don Arturo, al lado de su escritorio, su hijo instaló otro. Le aprendió cada uno de sus movimientos y cómo se tomaban las decisiones desde la más alta silla. Cuando don Arturo supo que Carlos Arturo estaba listo, se hizo un poco al lado y le dio el manejo de la compañía que él lideró por 45 años.
El fundador y dueño de la empresa tiene 82 años, sigue activo como lo ha sido desde niño cuando con apenas diez años, vendía fácilmente en la plaza de mercado del barrio Robledo en Medellín, su ciudad natal, las frutas, hortalizas y flores sacadas de la finca donde vivía con su mamá y sus nueve hermanos.
Don Arturo regularmente visita los puntos de venta y las fábricas y va de vez en cuando a su oficina desde donde el mayor de sus hijos lleva 12 años tomando todas las decisiones. El cargo de Gerente General, que hoy llaman CEO, Carlos Arturo se lo ganó a pulso.
Después de dejar a un lado la bata de ortopedista, que era una de sus mayores pasiones, y cambiarla por el sastre y la corbata, estudió Administración de Empresas mientras trabajaba en el cargo de vendedor en los almacenes. Ya completa 40 años vinculado a la organización que don Arturo, como él también le dice cuando están en la empresa, dejó en sus manos.
La internacionalización y expansión de la empresa, que empezó en los años 60 como un pequeño local de camisas en San Victorino llamado Dante, es uno de los muchos logros del actual CEO. Carlos Arturo, de 65 años, fue el encargado de llevar la empresa al extranjero. En 2012 cruzaron las fronteras. Panamá fue aquel primer paso. Hoy ya tienen vistiendo sastre, camisas y corbatas marca Arturo Calle a hombres de Guatemala, Costa Rica, El Salvador y Panamá. Próximamente abrirán tiendas en Chile.
Carlos Arturo también es el responsable de que en la organización Arturo Calle de tiendas especializadas en vestir hombres, las mujeres también tengan espacio. Fue una de las ideas nacidas tras la crisis causada por la pandemia del Covid-19 que durante varios meses mantuvo los almacenes cerrados y mandó a muchos otros empresarios a la quiebra.
La marca Arturo Calle sobrevivió al Covid-19, mantuvo a sus empleados y Carlos Arturo se sumó a la moda de aquellos tiempos de reinventar su empresa. Las estrategias comerciales implementadas por el mayor de los Calle Baena han tenido buen impacto. Ahora, entre sus marcas están Arturo Calle Woman, sumada a la línea para niñas y niños llamada AC Kids, creada en 2014 y AC Leather, marca especializada en calzado y marroquinería. También crearon la marca de bajos precios llamada Colore y Maravela, enfocada en ropa de playa y una marca sin género muy juvenil que llamaron Freedom.
Desde su gigante oficina abierta en la nueva torre empresarial de Arturo Calle, un edificio de 11 pisos que se convirtió en ícono arquitectónico del norte de Bogotá, Carlos Arturo Calle, quien colgó la bata de médico y la cambió por el sastre, maneja con éxito los hilos de la compañía en la que lleva 40 años siendo administrador, operario y vendedor y con la frente en alto, empezó aprendiendo a poner y quitar zapatos a los clientes en un pequeño banco de madera.
