Podríamos sumar el perfil de Íngrid a los quemados del grupo de Robledo. Si recordamos que, desde la campaña del 2018, cuando Fajardo pierde por una nariz con Petro. Mockus, apartándose de los sesgos de Robledo y Fajardo, reúne bajo su sombra a Claudia López, Angela María Robledo, e Íngrid entre otros personajes; y, en un acto simbólico, proponen a Petro diez mandamientos.
Para el momento Fajardo media su capital político al de Petro. Él, como Robledo, no calculó la respuesta de la ciudadanía al hacerse a un lado –ballenas y voto en blanco– factura, que le pasaron a ambos en las pasadas elecciones. Fajardo descendió de 4.589.696 votos en primera vuelta 2018, a 723.475 en las consultas 2022. Y, ni hablar de Robledo –el senador más votado-, que apenas alcanzó 161.244 votos.
Hace cuatro años Íngrid aparece en la escena como apoyo a la sombra de Mockus, pero para esta ocasión, reaparece en la arena política gateando a la Centro Esperanza que contaba con alfiles como Robledo, Fajardo, Alejandro Gaviria, Carlos Amaya, y Juan Manuel Galán, al lanzar su nombre entre los presidenciables.
¿Tenía Íngrid alguna posibilidad dentro de todos los precandidatos?
Bastante difícil, pues si bien, la C.E. pretendía representar un centro alternativo y más independiente; los púgiles eran todos pesos pesados.
Por tanto, intentó Íngrid tomar ventaja y posición ejerciendo el canibalismo dentro de la colectividad que la acogió. Para luego de implosionar la coalición, abandonarla para refundar su PVO, arrastrando a Humberto de la Calle, quien había declinado su precandidatura y que podría ofrecerle peso a su campaña.
Su estruendoso fracaso la deja al punto de quedar volando en círculos pidiendo pista al uribismo, remitida, a aterrizar en la campaña de Rodolfo. Muy contrario de su postulado mayor –las maquinarias– unida al candidato al que se volcaron todas las maquinarias.
Ahora, la vemos desde Francia dando coletazos, sin ninguna representación más que unos pocos áulicos románticos que la siguen, para aparecer por Zoom expulsando a Humberto de la Calle y a Carvallo, sus dos únicos alfiles con los cuales podría tener alguna representación como oposición; y, que sin ellos, solo trinará al vacío en medio del bullying que le llueve, cada vez que hace alguna publicación en Twitter.
Íngrid terminó por sumarse al podio de los quemados, no representa nada, ni nadie, seguirá repitiendo –maquinarias- sin mayor eco, pues ya ni su presentación como vistima le sirvió. En otras palabras, quedó con más representación y voz, Polo Polo.