David Brent se cree gracioso, inteligente y sexy. Está convencido de que su gestión como jefe de la empresa papelera Wernham–Hogg es impecable. Cree que su trabajo inspira a los demás empleados. Pobre David, no sabe que está equivocado. Sus subalternos lo desprecian y sus superiores desconfían de él. Brent no es gracioso, ni sexy, ni mucho menos sabio. Es tan solo uno de esos hombres mediocres que han ascendido porque han obedecido y una vez están arriba —así sea de una empresa tan gris como Wernham-Hogg— despliegan todo su resentimiento, su tiranía y estupidez. Sí, lo anterior podría ser el planteamiento de un drama y no el de una de las mejores comedias que se han hecho en lo que va corrido de siglo.
En The office la risa sale forzada, en medio de un rubor que se extiende por todo el rostro. Los personajes de la serie, y en especial Brent, están tan bien construidos que uno no se imagina que son simples caracteres sino que, ayudado también por el formato de falso documental, creemos que son personas comunes y corrientes. Claro que hemos conocido a gente como David Brent y por eso es que nos sentimos tan culpables de reírnos de él. Es imposible no sentir un poco de piedad ante este pobre diablo pero también nos alegramos un poco de que Ricky Gervais se vengue por nosotros de todos los jefes que hemos tenido.
Nacido en 1961, hijo de un obrero y una ama de casa, Gervais creció en un barrio de clase trabajadora. Su precoz inteligencia lo llevó a hacerse ateo a los nueve años y a los 17 ya estaba estudiando filosofía en una universidad pública. Al principio, agobiado por tantos talentos con los que había sido dotado, probó con la música y la verdad no le fue nada mal. Con unos compañeros de la facultad formó un grupo new wave con el ridículo nombre de Seona Dancing. Alcanzaron a firmar para London Records y sacaron dos sencillos, uno de ellos tiene un video en donde se ve al futuro cómico con una pinta tipo Boy George. Ellos esperaban convertirse en el nuevo Erasure pero la fortuna no le sonreiría en esta ocasión. Agobiado y sin trabajo tuvo que recular hasta convertirse en mesero en Pizza Hut. Allí conocería a su partner de toda la vida, un tipo alto, desproporcionadamente alto y de ojos saltones llamado Stephen Merchant.
No durarían mucho tiempo en la pizzería. Aprovechando la oportunidad que les dio un amigo montaron un programa de radio y allí se dieron cuenta de que ambos eran capaces de crear situaciones cómicas. Por eso deciden incursionar en la televisión. La propuesta, escrita a cuatro manos, era desde todo punto de vista innovadora. En 1998 el canal británico Chanell 4 emitió el primer capítulo de Golden years la historia de un treintañero obsesionado con David Bowie hasta el punto de que va vestido a reuniones de trabajo como lo hacía el roquero en la época de Aladin Sane. Lo que hacía diferente a la serie era el formato de falso documental, que se convertiría en un sello propio del tándem Gervais-Merchant.
Gracias a la acogida que tuvo el programa la BBC los llama y les da vía libre para que hagan lo que a ellos se les dé la gana. Es allí en donde surge el personaje de David Brent y The Office. Con apenas catorce capítulos divididos en dos temporadas y un especial de Navidad se convirtió inmediatamente en una serie de culto en Inglaterra y su fama rebasaría fronteras hasta el punto que en el 2007 se estrenaría un remake del programa en Estados Unidos protagonizado por el comediante Steve Carrell.
Sin presiones comerciales y con absoluta libertad, Gervais decide ponerle punto final a The office después de la segunda temporada y emprendió un nuevo proyecto. Esta vez sus ponzoñosos dardos se dirigirían a la industria cinematográfica, encarnando a un aspirante a actor que sueña con poder decir así sea una línea de diálogo en una película pero nunca lo consigue, quedando siempre relegado al oscuro papel de extra. David Bowie, Ben Stiller, Ian Mckellen, Samuel Jackson, son algunas de las estrellas que hacen su aparición en Extras serie a la que solo le bastaron dos temporadas para dejar su huella en la historia de la televisión moderna.
Gervais deja parcialmente Inglaterra y se muda a Estados Unidos en donde su popularidad crece hasta el punto de que en el 2008 estrena su Ghost World el primero de sus múltiples fracasos en el cine. Su desafortunado debut cinematográfico no fue óbice para que fuera elegido como el presentador, durante tres años consecutivos, de los Globos de Oro. En el 2011 causó escándalo el veneno que destiló en una ceremonia que casi siempre resulta insoportablemente aburrida. Desde el escenario lanzó dardos contra Johnny Deep a raíz del desastre artístico que fue El turista, haciendo este punzante comentario “Ha sido un gran año para las películas en 3D: Toy Story, Gru, mi villano favorito, Tron, parece que todo este año era tridimensional excepto los personajes de The Tourist" A Bruce Willis lo presentó como el papá de Ashton Kutcher y a Tom Cruise y John Travolta les insinuó que eran homosexuales. Se creía que la academia vetaría al comediante inglés y por eso fue una sorpresa verlo dos años seguidos, ya con un bozal en la boca y con desgano, pero siempre teniendo una salida cáustica a la hora de burlarse de Hollywood.
A sus 53 años está más vigente que nunca. Recientemente apareció en la segunda parte de Los muppets, sin ninguna fortuna hay que decirlo y los que tengan HBO y Netflix podrán verlo, con su irreverencia habitual en la inclasificable The Ricky Gervais Show y en la brillante serie Derek que estrenó la segunda temporada anoche. Otra vez el autor de Extras vuelve a mostrarnos su impresionante capacidad de observación y nos da el retrato más humano que se haya visto en la televisión de la vejez y la sabiduría que puede guardar alguien con parálisis cerebral.
Si están cansados del humor ramplón de Sábados Felices y de nuestros seriados, no lo duden, busquen The office y Extras en el Netflix gringo. ¿Cómo acceden? Muy fácil, entren por Hola.org y allí podrán deleitarse con la oferta que por culpa de la censura, no podemos disfrutar en Latinoamérica.
