La movilización del 9 de abril, aunque fue nutrida en la mayoría de las ciudades del país, la invisibilizaron los medios tradicionales afectos al establecimiento, pretendiendo desconocer el esfuerzo de millares de colombianos que salieron a las calles. Ahora queda un gran desafío por delante: la preparación del paro nacional del 28 de abril.
En este aspecto, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Francisco Maltés Tello, considera que se debe socializar mucho más cuáles son los móviles de la protesta: unificar esfuerzos para frenar el paquete de medidas lesivas a las clases populares como la reforma tributaria, pensional y laboral, al tiempo que el gobierno de Iván Duque favorece a la clase económica privilegiada a la que pertenece.
Las cortinas de humo para deslegitimizar la movilización social, son múltiples. Ponderar la situación del covid-19 es una de ellas. De la mano con las advertencias sobre el incremento en los contagios, se masifican las noticias que llegan a saturar en torno a los ingentes esfuerzos del gobierno nacional por conseguir vacunas y ampliar el esquema de inmunización contra reloj en toda la geografía colombiana.
Se busca ocultar, por ejemplo, que Colombia es el único país del mundo en donde aparecen con dosis de biológicas personas que murieron hace tiempo, menores de 20 años y hasta políticos. Se han saltado la programación para este tipo de contingencias. Las irregularidades son múltiples y actualmente objeto de investigación por parte de la Procuraduría General de la Nación. Lo más probable es que no concluyan en nada, por supuesto.
“La vacunación tal como está planteada, es un rotundo fracaso. A buen ritmo y con confianza en que no ocurran más tropiezos, se estaría tardando dos años y medio. ¿Cuántas personas habrán fallecido para entonces?”, advierte Francisco Maltés Tello, dirigente de la central obrera con quien tuvimos oportunidad de compartir un café tinto.
Millares de personas sienten en el alma el dolor por el creciente número de asesinatos agotados en la vida de líderes sociales. Sin embargo, la administración Duque se esfuerza por atribuir estos crímenes, alimentados por una máquina de la muerte bien aceitada, a razones distintas a las de carácter política. Su gran delito es pensar diferente y militar en la oposición.
Desde la perspectiva del presidente de la CUT: “A este gobierno le quedó grande resolver graves problemas que azotan al país: el hambre, el desempleo, la desnutrición, el manejo de la pandemia, su decisión equivocada de afectar el bolsillo de los colombianos con nuevos tributos que ampliarán la brecha de la miseria, y la impunidad que rodea el asesinato de líderes sociales.”
Francisco Maltés Tello acompaña sus argumentos con ejemplos sencillos. Al fin y al campo, es catedrático universitario y economista con una amplia trayectoria. “La del 9 de abril fue una experiencia significativa y, ahora, hay que prepararse para el 28 de abril, para el paro nacional”, señala. En su criterio y dadas las actuales circunstancias, es necesario unificar las fuerzas de todos los colombianos para evitar que las reformas terminen acabando con las posibilidades de empleo, de pensionarse y, con el pago de nuevos tributos, se ahogue toda oportunidad de subsistencia.
El panorama en Colombia es desalentador. Los más golpeados, son aquellos de a pie, quienes sobreviven poniéndole la trampa al centavo, los que se ganan el sustento con el “rebusque”, en lo que sea.
Y al concluir mi reunión con el presidente de la CUT, el vendedor de tintos de la esquina, de casi setenta años, parece esquimal, con las medidas de bioseguiridad. ¿Un tinto?, me ofrece. Se lo compro, y al darme el cambio por el billete, una frase lapidaria que todavía me ronda en la cabeza: “A los pobres nos quedan solamente dos alternativas: morirnos de COVID-19 o de hambre".