Le picamos la lengua al curtido y exitoso director y presentador de 'Lo sé todo', quien trajo de Cartagena una India Catalina en la categoría de Mejor Producción de Variedades
Ariel Eduardo Osorio Guzmán, más conocido en el mundillo de la farándula como el "Gordo" Ariel, máster en chismografía aplicada de hace treinta años en espacios radiales y televisivos de la lengua afilada, hoy como presentador y director de 'Lo sé todo', está contando el cuento de chiripa: es uno de los sobrevivientes de la catástrofe de Armero, su municipio natal, que fue borrado del mapa por la voraz avalancha de lodo y piedra, aquella fatídica madrugada del 13 de noviembre de 1985.
«Desde el 11 de noviembre estaba en Ambalema con mis padres y mi hermano menor, cuando alertamos la capa de ceniza. Era como si estuviera cayendo nieve. La radio dio la noticia de que una avalancha había sepultado un barrio de Chinchiná. '¡Atención, Chinchiná, atención Chinchiná!', replicaba el locutor. Al rato, Hernán Castrillón, presentador del Noticiero Tv Hoy, dio el extra de la erupción del Nevado del Ruíz. Ahí empezó el infierno», relata Osorio.
«Lo que vino después, Colombia y el mundo lo sabe. Mi papá, que en ese momento era finquero, cogió el carro y se fue decidido a rescatar a mis abuelos, y de paso a salvar la maquinaria de la hacienda, pero no alcanzó a llegar. Todo era desastre, lodo, un mar de lodo, árboles arrancados, gritos, humo, confusión».
«Gracias a Dios, ninguno de los miembros de mi familia, incluidos los abuelos, perecieron. Yo era un adolescente que estudiaba bachillerato en el liceo de las hermanas Rojas Luna, maestras de tradición, del sistema de 'la letra con sangre entra'».
El "Gordo" Osorio no revela su edad, pero da puntadas de la época que lo vio florecer muchacho:
«Ponga que soy del mismo tiempo de La Fina, 'la margarina, la preferida en la mesa y la cocina'; los Gudiz, y sus 'bolitas de colores, ricos sus sabores'; la Kolkana, 'que con la tapa gana'; el álbum de las chocolatinas Jet; el concurso de Concéntrese, de don Julio E. Sánchez Vanegas, 'para que no se le olvidé'; y Animalandia, con Pacheco, su lora ‘Mamola’, su mascota 'Cuco', y los payasos 'Bebé', 'Tuerquita' y 'Pernito'.
-¿Y el Club del Clan?
«Ay, no, no vaya a poner eso que es una viejera».
Algún día, no muy lejano, cuando cese la pedregosa avalancha de la chismografía y el "Gordo" Osorio se retire a disfrutar de sus años de jubilado en una casita de campo de La Vega, Cundinamarca, con tres perros, media docena de gatos y una guarnición de gallinas, seguramente le sobrarán tardes para sentarse frente al computador a escribir sus memorias, porque él, que lo sabe todo, tendrá mucho que contar: de su vida, de la otra, y de todo lo que de su oficio de comunicador social del Externado de Colombia, y rey de la chismografía, le quedó en el tintero.
-¿Cómo fue seguir viviendo después de una catástrofe como la de Armero?
«Seguir con la pala al hombro, como dicen los jornaleros, porque la vida continúa. Terminé mi bachillerato en Ibagué, y en 1989 llegue a Bogotá a estudiar comunicación social y periodismo en el Externado».
«Me gradué, pero vieras lo difícil que me tocó al principio para conseguir trabajo. Te cuento: duré una larga temporada haciendo oficios varios: fui vendedor de pensiones y cesantías; vendí suscripciones de Cromos, El Espectador y El Tiempo; fui garitero sin saber jugar billar; mesero, en un restaurante de comida rápida, de unos primos; y hasta de payaso me tocó hacer para ganarme la vida».
«Mi primer trabajo periodístico fue como asistente de dirección en Audiovisuales, pero sin sueldo. Igual, fue un gran aprendizaje. Tanto así, que nos ganamos un Premio Rey de España por las crónicas de Vida de barrio, que presentaba y dirigía Alberto Salcedo Ramos».
«Hice mucho contenido como productor y realizador en Audiovisuales, pero mi primera incursión como presentador fue de carambola: la presentadora designada para un especial de artes plásticas nunca llegó, y me tocó reemplazarla de urgencia, sin jamás haberme parado frente a una cámara. Era mi día y mi año: 1999. Nunca se me olvidará».
«De ahí en adelante, un largo itinerario por el mundo del espectáculo, el entretenimiento y la farándula: hice casting en Caracol Televisión para el programa 'Qué me dice', que nunca salió al aire; presenté farándula en 'Las tardes de María C.', estuve en 'Día a día'; en 'Mucho gusto ', de Canal Capital; 'Lo que ella quiere', de Telmex; pasé por 'Bravísimo', CityTv».
«También hice radio: Santa Fe, RCN, trabajé con la Negra Candela en 'Picantísimo', de Todelar; y con Amparo Peláez en 'Regresan las mujeres'; escribí 'La bendita página 13' de Aló, con el seudónimo de Ángela Mierdanovich, y en la última etapa anclé en Canal Uno, con 'Lo sé todo'. Ya son cinco años ahí, con todos los hierros”.
Alterno a su actividad como presentador, director y generador de contenidos de entretenimiento, Ariel Osorio ha estado al frente de su empresa Cíclico Comunicaciones, que ofrece servicios de asesoría de prensa, representación de artistas, preparación y manejo de reinas y modelos, fogueo periodístico; mediática para impulsar marcas comerciales, y programación y presentación de eventos de moda».
Ariel se considera un «gordo feliz»: tranquilo, descomplicado, buena vida en el sentido de la exquisita comida, arte que aprendió de su mamá. Evita las rumbas y las aglomeraciones, dice ser abstemio, prefiere la paz y el decoro proustriano de su apartamento del sector de Rosales, en Bogotá, donde se la pasa en pijama, sudadera o bata de seda, acompañando de sus gatos Duck y Odette, cocinando, viendo películas o pegado a las redes y al celular, sus herramientas de la chismografía.
Le picamos la lengua.
-¿En el colegio fuiste chismoso, sapo, metido?
«No. Más bien calladito, disciplinado. Evitaba los bonches, no sabía pelear. Me fue bien como estudiante. La buena memoria siempre me ha ayudado».
-¿Se nace chismoso o definitivamente somos chismosos por naturaleza?
«Somos chismosos por naturaleza. El chisme es el picante de la vida. Solo que algunos ejercemos la chismografía como profesión».
-¿Hasta dónde has llegado a meter las narices por un chisme?
«Mi olfato de galgo de cacería no tiene límites».
-¿Has pagado por un chisme para armar un escándalo bomba?
«Jamás de los jamases. Fíjate que la gente es tan chismosa que lo da gratis, y yo sé dónde ponen las garzas».
-Cuáles son tus estrategias para cazar chismes?
«La intuición, es fundamental. En este oficio le llegan a uno los chismes sin estarlos buscando. Lo importante es constatarlos y comprobarlos con las fuentes fidedignas para sacarlos al aire».
-¿Siguen siendo los cócteles los fecundos semilleros del chisme?
«Los cócteles han sido desplazados por las redes».
-¿Es cierto que se acaba La Red, tu competencia chismógrafa?
«De eso no me he enterado. Sé que cambiaron de director, pero de que se acabe, nada. Ojalá no se vaya a acabar, porque lo fascinante es la competencia. Ese es el gran reto».
-¿Cómo son tus relaciones con los chismosos de La Red?
«Cordiales, sobre todo con Carlos Giraldo y Carlos Vargas».
-¿Cómo has logrado mantener 'Lo sé todo' en un punto privilegiado del rating?
«La experiencia no se improvisa. Llevo muchos años en este negocio. Mi frase recurrente es: 'primero aquí, después por ahí'. Y mi táctica está en pegar una exclusiva en cada programa».
-¿Chismes de políticos también aprovechas, o como dicen, solo los de la 'farzándula' criolla?
«Los chismes de políticos son los más sabrosos. Ese hueso tiene más sustancia para clavarle el colmillo».
-Extrañas los chismes de reinado: esos amoríos por conveniencia de mafiosos con reinas, o ¿todavía se dan?
«Hace mucho tiempo que me puse la corona del rey del chisme. He dejado canutillos y lentejuelas de lado. Pero si el chisme es bueno, se cuenta, venga de donde venga, de traquetos o políticos».
-Por tu set han pasado beldades y famosas como Sara Uribe, Violeta Bergonzi, Elizabeth Loaiza, Elianis Garrido, Marbelle, entre otras. ¿A quién más has querido tener y no has podido?
«Las he tenido a todas y siguen haciendo fila. Evidentemente las curvas hacen perder el control, pero una mente brillante me deslumbra más al conducir mi programa».
-¿Cuántas cirugías te has mandado a hacer?
«Jajajaja, solo dos. Una lipo (mala decisión) hace veintidós años, y un arreglo de tabique (no de nariz completa) con un otorrino, hace dieciséis».
-Está visto que el negocio del chisme es bien rentable. Superas en salario al del decano de una facultad de medicina.
«No gano por contar un chisme, gano por saber cómo contarlo y alimentarlo con todo lo aprendido en muchos años. No soy decano. Soy la biblia del entretenimiento».
-¿Tienes visto un lugar en tu egoteca para ubicar tu India Catalina?
«Le tengo reservado a Catalina un lugar privilegiado entre dos personajes de fantasía: Caperucita Roja y Pinocho».
-¿Al final de la ardua jornada, cuando llegas a casa, quién te prepara la tina y te espera con un plato de langostinos y una copa de champaña?
«Al apagarse las luces del estudio, regreso a la realidad. Si yo mismo no lo hago, nadie me lo hace. Soy todo terreno».
-«Gordis, ¿eres feliz?», preguntó la lombriz.
«Cuando me veo al espejo, el reflejo es el de una persona feliz, por todo lo que he luchado y logrado en la vida”.