Hemos conocido recientemente la noticia de que en España, así como en otros países europeos como Francia, por fin, después de muchos años de discusiones y tramites, entran en vigencia las tasas Tobin y Google. Sin duda es un gran avance no solo para los países donde se adoptó, sino que debe abrir las mentes de los ministros de hacienda y economía de países como Colombia, siempre escasos de impuestos y siempre abundantes en especuladores financieros.
Con la tasa Tobin, o tasa Robin Hood como también se le llama en Europa, los especuladores bursátiles tendrán que pagar impuestos como todos los demás ciudadanos. Cabe recordar que la propuesta del Premio Nobel de Economía James Tobin no tenía el propósito principal de la recaudación de impuestos, sino más bien de poner alguna regla moderadora a los movimientos especulativos que distorsionan las economías nacionales con la rápida entrada y salida de capitales. En España la Tasa Tobin gravará con el 0.2% la compra - venta de acciones de grandes empresas con un capital bursátil superior a 1.000 millones de euros. Se prevé recaudar 850 millones de euros anuales. El golazo lo encajo James (Tobín) dieciocho años después de su muerte, lo que requirió un gran gambeteo y vencer una defensa sólida compuesta por los jugadores internacionales más caros del mercado.
Al mismo tiempo, el parlamento español aprobó la tasa Google, que en realidad no solo se aplica a esta empresa, sino también a todas aquellas con actividades similares como son las de Amazon, Facebook y Apple que facturen más de 750 millones de euros al año. Este impuesto grava la publicidad online y la intermediación y venta de datos de usuarios en territorio español. La tasa es de un 3% y se proyecta recaudar con su aplicación 900 millones de euros anuales.
Son tan importantes y justas estas medidas que Trump con su conocido estilo de jugador “cañero” amenazó directamente a los países que adoptaran las dos tasas, para tratar de disuadirlos de la idea. No obstante, el parlamento español aprobó las medidas, aún por encima de la oposición de los partidos de la derecha que, cumpliendo con su razón de ser y de existir, en defensa de los grandes tenedores de capital, se opusieron hasta último momento a la promulgación de las dos tasas.
Colombia como miembro de la Ocde tiene en estas tasas una posible fuente importante de recursos para no seguir con el facilismo de aumentar la duda externa, que, a propósito, está batiendo silenciosamente todos los récords en esta época de pandemia, lo que hace felices a los que devengan los altos sueldos y comisiones de la banca multilateral y abre posibilidades de empleo futuro a quienes se portan bien con ellos en el presente, pero que empeña y empobrece cada día más al país y a sus ciudadanos.