El sábado 23 de julio de 2022, el sol pegaba fuerte en la Granja de San Luís en Fonseca (La Guajira), donde viven al menos 16 familias de exguerrilleros. La calma del mediodía fue interrumpida por el estruendo de las puertas de la casa de Dama Verde, un proyecto de aromáticas, plantas y abono orgánico liderado por mujeres. Más de veinte soldados del Ejército Nacional y algunos hombres del Gaula de la Policía acababan de iniciar un allanamiento a la propiedad.
Pirri, un excombatiente de las Farc, estaba cuidando ese día. Le tocaba guadañar la finca donde está la casa de Dama Verde y madrugó a trabajar. Sobre las siete de la mañana, un soldado se le acercó a preguntar qué había en la propiedad, a lo que él contestó que los productos de los proyectos productivos y los objetos del museo de memoria fariana. Sobre las once se le acabó la gasolina, subió a buscarla y, en cambio, encontró a los uniformados del Batallón Rondón dentro de la casa.
Y es que cincuenta años de lucha revolucionaria no se borran y los exguerrilleros lo tienen claro, la memoria es importante para ellos. Habían guardado en la casa los objetos del primer museo de memoria histórica fariana del caribe que funcionaba en el AETCR de Pondores, los cuales le permitían a la gente ver cómo había sido la guerra y hacerse una idea de las experiencias en ella. La idea era trasladarlo a la Granja de San Luis, en la que se concentran todos los proyectos productivos. Por eso, los objetos estaban en Dama Verde.
Uniformes viejos, botas, un transmisor, una consola y un fusil de madera les significaron el miedo con el que viven ahora. Los acusaron de ser un punto estratégico de abastecimiento para los Grupos Armados Organizados (GAO), tener los elementos para dárselos a las disidencias e incluso hacer uniformes para los grupos con las máquinas de coser que estaban en la casa. Los uniformados les arrebataron la memoria histórica, la tranquilidad y la posibilidad de seguir con el museo.
Este fue el primer proyecto productivo que se desarrolló después de la firma del acuerdo de paz en la entonces Zona Veredal de Transición y Normalización de Pondores. Los expresidentes Santos y Duque lo visitaron y mostraron el museo como un ejemplo de paz a organismos internacionales. Era un instrumento de pedagogía que les había permitido a los exguerrilleros integrarse con la comunidad.
Es contradictorio que mientras se mostraba como un ejemplo de paz por los gobiernos de turno, el Estado mismo destruyó la iniciativa. Los objetos del museo fueron arrebatados por el Ejército y están en poder de la Fiscalía. Ya no hay museo en Pondores ni en la Granja San Luis, no hay cómo hacerlo.
Las mujeres de Dama Verde trabajaban todos los sábados, pero ese sábado no era normal. Mientras el Ejército allanaba, las exguerrilleras trabajaban en la construcción de la agenda territorial de reincorporación comunitaria de la mano con la población de Conejo (Fonseca), líderes, dirigentes del territorio y funcionarios del Estado.
El allanamiento no solo afectó la iniciativa del museo sino la seguridad de los excombatientes y su proyecto productivo. El proceso se fracturó y ya no todas van a Dama Verde. Las que siguen yendo los sábados caminan la trocha con temor, pues muchas trabajan con sus niños y tienen miedo de que los soldados que mantienen en la zona las estén esperando y reaccionen violentamente.
