En este sistema político, también conocido como democracia representativa —en el que los ciudadanos que formamos un Estado escogemos a unas personas para que nos representen y sean ellas las que tomen las decisiones que tendrán repercusiones en nuestra vida cotidiana—, nuestra sociedad elige.
Antes, una forma de cooptar la democracia era engañar al electorado, mover influencias y emplear grandes sumas en publicidad —acuñando una frase que moviera al electorado— para que la gente escogiera representantes. Ahora las cosas han cambiado, poco pero han cambiado. Ya no solo se roban las elecciones, sino que a través de artimañas nos quitan los votos en nuestra cara.
El primer ejemplo de que nos vieron la cara de pendejos fue en la consulta anticorrupción, que obtuvo una votación mayor a la de Duque para la presidencia; es decir, que parte de los que votaron por Duque también querían luchar cabalmente contra la clase política corrupta. ¿Pero qué hicieron? Inventaron un umbral imposible y terminaron diciendo: "la consulta popular anticorrupción, sometida al pueblo colombiano, no superó el umbral de participación exigido por el literal c del artículo 41 de la Ley 1757 de 2015". ¿Y que pasó con todos los 11,674,951 que votamos favorablemente? Nos metieron el dedo en un ojo, diciendo que se le iban a dar trámite. Ya llevamos 8 meses y no hay ningún resultado. No pasó nada, dilataron todo. Nuestros votos perdidos por estos políticos corruptos.
El segundo nos llegó hace dos semanas con otra artimaña: ignoraron la votación de 539.747 personas que eligieron a Antanas Mockus y a la Alianza Verde. Como si nada dijeron: "Consideramos que está suficientemente demostrado que el senador Antanas Mockus estaría inhabilitado para posesionarse como congresista, dado que participó de una serie de contratos con la corporación Corpovisionarios y el Estado colombiano dentro de los seis meses anteriores".
El tercer y más reciente ejemplo, la semana pasada a 4.848.511 personas que votamos por Ángela María Robledo como vicepresidenta de los colombianos nos niegan el estatuto de oposición a través del siguiente comunicado: “La Sección Quinta del Consejo de Estado determinó que Ángela María Robledo violó un artículo de la Constitución Política de Colombia que prohíbe a la persona que esté militando en un partido o movimiento político presentarse a la siguiente elección ostentando el aval de un partido o movimiento diferente”. Y como si fuera poco los medios de comunicación nos quieren meter la mano a la boca con titulares como “No es persecución: izquierda colombiana infringió las reglas electorales”.
Acá es bueno reflexionar sobre los que nos están diciendo. Además, ¿qué pasó con la elección del fiscal Néstor Humberto Martínez Neira, el cual no le informó a la Corte Suprema de Justicia que durante el tiempo en el que ejerció como abogado privado (entre 2015 y 2016) conoció múltiples irregularidades que rodeaban los contratos con los que el Estado estaba pagando la construcción del tramo II de la Ruta del Sol y en los que estarían involucrados algunos de sus anteriores asesorados? Si estaban todas las pruebas, ¿qué pasó? Néstor Humberto sigue tapando todo sobre uno de los casos de corrupción más grandes de Colombia, en el cual Odebrecht financió las campañas de Santos, Zuluaga y Duque.
Sin embargo, esto no es un caso aislado porque Alberto Carrasquilla, Claudia Ortíz, Nancy Patricia Gutiérrez y Alejandro Ordóñez, que son parte del gobierno, han sido investigados por casos de corrupción.
Nos están robando la poca democracia que tenemos y ahora quieren regular las protestas sociales para llevarnos lentamente a lo que ellos llaman castrochavismo.