El que los señores del ELN se levanten otra vez de la mesa de negociaciones no es sorprendente. Alguna vez conté aquí cómo cuando estuvimos negociando la paz en Maguncia hace 26 años por los días en que ya estaba como presidente electo Andrés Pastrana, los del ELN se negaron a que Pastrana se trasladara desde París donde se encontraba para ser testigo del acuerdo a que se había llegado. Ahora han expuesto públicamente por qué congelan los diálogos que se llevaban a efecto en La Habana y en donde Vera Grabe presidía la comisión gubernamental de paz.
La razón que han enarbolado, aunque pueda parecer una disculpa porque no sabemos cómo haya trascurrido el clima de las conversaciones, está muy bien fundamentada y fue provocada innecesaria o estúpidamente por el gobernador de Nariño Luis Alfonso Escobar al establecer en forma paralela a la negociación de Cuba una nueva y distinta con los elenos en su departamento. No conozco al señor gobernador, lo he visto en videos de tv desde cuando hacía campaña y asombrado lo escuché tamborileando la sintaxis cuando se posesionó. Él es de Tumaco, sufrida región de la guerra, pero adscrita todavía a la república de Colombia y a la Constitución vigente. Él es un barcino grandote que disuena con el temperamento andino de los pastusos, pero de allí a que olvide las consecuencias de lo que está haciendo hay un trecho de gravedad inusitada.
La situación se complica porque el ministro del Interior calló frente a la tropelía vanidosa del gobernador
Empero la situación se complica porque el ministro del Interior calló frente a la tropelía vanidosa del gobernador y como solo bastaba poner los puntos sobre las íes podemos estar en presencia de un nuevo fracaso en la siempre tan anhelada paz. Ojalá que los muertos que caigan como consecuencia de este exceso constitucional del posudo gobernador no sean tantos como los que habían podido evitarse si hubiese sindéresis en el entorno presidencial como en la dura cabeza del tumaqueño.