Aunque los medios de comunicación más importantes del país traten de minimizar los hechos y desde el gobierno se nieguen, se está desarrollando un genocidio contra las poblaciones indígenas del fepartamento del Cauca. Según el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), que agrupa el 90% de los cabildos de esa región, durante el año 2019 han sido asesinados 55 miembros de sus comunidades. Además, dan cuenta de un sinnúmero de atentados fallidos y desplazamientos forzados de los pobladores.
La crueldad de los atacantes se demuestra con la tortura que ejecutan para luego cometer el homicidio y que no contentos con ello incineran los cuerpos de algunas de sus víctimas. De dichas situaciones llaman la atención las respuestas de la ministra del Interior y el ministro de Defensa, quienes atribuyen las masacres a retaliaciones entre bandas criminales y disidencias de las Farc, colocando a la población indígena al mismo nivel de los criminales, como justificando su exterminio.
En el municipio de Toribío, cuyo territorio era habitado por paeces y tunibios —y en la actualidad el 97 % de la población es indígena y el resto son mestizos y comunidad negra—, se han presentado en solo una semana media docena de asesinatos, incluso, en uno de los casos, la comunidad denunció que al parecer un grupo de militares que patrullaban la zona se llevaron de su casa a un líder indígena que luego fue encontrado asesinado, dejando dudas sobre la actuación de la fuerza pública. Esta última se muestra incapaz de controlar la circulación de camionetas con hombres armados en la zona, según, describen sus pobladores.
La respuesta del gobierno, como en las épocas de las masacres en Antioquia y la Operación Orión, es enviar más soldados para fortalecer el clima de guerra en la región, en medio de un genocidio contra los indígenas que pareciera no tener fin debido a la permisividad, ocasionada por la cómplice inacción del Estado y las noticias sesgadas y fragmentadas de los grandes medios de comunicación.