El Catatumbo está colmado de soldados. En la región hace presencia la Trigésima Brigada del Ejército, adscrita a la Segunda División. Pero en el territorio rondan columnas móviles además de la Fuerza Vulcano con más de dos mil soldados para combatir a los narcos y paramilitares. Sin embargo, los soldados chocan constantemente con la gente de las comunidades. Hace cuatro días se registró la muerte de Dimar Torres, exintegrante de las FARC y perteneciente a la junta de acción comunal de Campoalegre, vereda de Convención, en Norte de Santander. Aunque todavía es muy confuso, la comunidad ha señalado al Ejército de asesinarlo. Varias personas llegaron donde estaban los soldados, que habrían cavado un hueco para enterrar el cuerpo de Dimar, que fue encontrado con signos de tortura.
El comandante de la Segunda División, el General Brigadier Mauricio Moreno, quien lleva más de treinta años de servicio, lamentó el hecho, pero al mismo tiempo tendrá que dar la cara por las actuaciones de sus hombres, y explicar qué fue lo que sucedió realmente, pues pocos creen en la versión que entregó el ministro de Defensa Botero, quien aseguró que Dimar Torres intentó quitarle el fusil al cabo y en el forcejeo el arma se disparó.