Cuando los 500 hombres y mujeres del comando Lobos de la Policía atraparon a Otoniel va a hacer tres años, en un matorral cercano a la choza de madera con techo de paja, pero bien equipada con comodidades como colchones ortopédicos, neveras y televisión satelital, donde pasó los últimos meses, el capo del Clan del golfo no se imaginaba que aquellos uniformados sabían hasta cuantas veces iba al baño. Lo siguieron al centímetro durante cinco años y solo descansaron cuando lo vieron en el avión de la DEA extraditado rumbo a Estados Unidos donde permanece la prisión federal ADX Florence en Colorado, la misma cárcel donde al igual que él pasará sus días el Chapo Guzmán. Esta prisión, considerada la más segura del mundo, fue levantada en medio del desierto de Colorado, muy alejada de cualquier sombra de civilización.
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Los policías que hacían parte de la secreta operación Agamenón, liderada en aquel momento por el entonces director de la Dijín, general Jorge Luis Vargas levantaban la información de Otoniel con lujo de detalles. Sabían que alimentos comía, cómo se movilizaba, quiénes lo acompañaban, y cómo le llevaban niñas menores de edad a sus escondites en medio de la selva del Urabá para saciar sus deseos carnales. De Otoniel lo sabían todo. También sabían de los riesgos que significaba entrar a sus terrenos. Cientos de hombres hacían partes de sus poderosos anillos de seguridad, movimientos que se volvían casi que actuaciones suicidas que muchas veces tuvieron que abortar.
El momento de actuar llegó el 23 de octubre de 2021. Otoniel cayó y el general Jorge Luis Vargas, ya convertido en director general de la Policía con Iván Duque como presidente, se lo entregó al mandatario.
La Operación Agamenón, creada en 2015 en el gobierno de Juan Manuel Santos, había logrado su máximo objetivo, la captura del jefe del Clan del golfo, la organización narcoparamilitar más peligrosa y mejor estructurada, después de las extintas Farc, que ya habían firmado la paz con Santos, cinco años antes, en 2016.
El final del Clan del golfo, la falsa ilusión del Presidente Duque
Con la captura de Otoniel, un paramilitar que aprendió las técnicas de guerra de los hermanos Castaño cuando estaba en Bloque Centauros, que hacía y deshacía en el departamento del Meta, Duque creyó que le había dado la estocada final al Clan del golfo y que en pocos meses esta organización sería cosa del pasado. Nada más alejado de la realidad fue la declaración del presidente Duque aquel día, cuando en medio del fervor por el resultado de Agamenón, dijo que el Clan del golfo había llegado a su final.
La culebra siguió viva y solamente cambió de cabeza. A sangre y fuego Jovani de Jesús Ávila, alias Chiquito Malo, quien fue por muchos años la mano derecha de Otoniel, tomó el control del grupo narcoparamilitar, que siguió siendo poderoso y peligroso, al mismo tiempo que la Operación Agamenón se marchitaba en manos de Duque, quien entraba en la recta final de su gobierno. Las prioridades del Presidente saliente eran otras. Duque terminó acorralado por el estallido social que crecía como espuma en las ciudades de Colombia y que le darían un giro a la política nacional, que le abrieron la puerta de llegada al primer presidente de izquierda.
La paz total de Petro pero con el sucesor de Otoniel en la mira
Gustavo Petro arrancó su gobierno el 7 de agosto del 2022 y pronto volvió público su propósito de lograr la Paz Total que significaba iniciar en simultanea negociaciones con los diferentes grupos armados con distintos equipos negociadores coordinados por un Comisionado de paz, cargo que inicialmente fue ocupado por Danilo Rueda, y desde el 6 de diciembre de 2023, por Otty Patiño, viejo militante del M-19.
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El último de los procesos empezó el 6 de agosto pasado con el poderoso grupo comandando por Chiquito Malo, conocido como el Clan del Golfo o Ejército Gaitanista de Colombia, quien tendrá precisamente en el equipo negociador a María Valencia, la nieta de Gaitán, el admirado líder de quien los del Clan del golfo tomaron su nombre, que forma parte del equipo que preside el politólogo y exM-19 Álvaro Jiménez Millán. El cambió de nombre busca presentarse como una organización alzada en armas con carácter político, con la finalidad de abrirle la puerta a la Paz total de Petro. iniciar diálogos con el gobierno Petro, intensión que ha tenido varios traspiés.
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En simultánea con los negociadores, el Presidente y el Ministro de defensa Iván Velásquez reactivaron a los perseguidores que estaban en pausa. La Operación Agamenón tomó vida. Los mismos Lobos que atraparon a alias Otoniel, quien fue extraditado a EE.UU. y busca rebaja de pena a punta de delaciones, que son al menos 1200, entre hombres y mujeres policías y militares bien entrenados táctica y mentalmente, tienen ahora la orden presidencial de capturar a Chiquito Malo.
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Dicha orden de atrapar al nuevo líder del Clan del golfo y de reactivar la engavetada Operación Agamenón recayó en el brigadier general Arnulfo Rosemberg Novoa, un uniformado con 30 años de experiencia policial de la entera confianza de Petro y del director general de la Policía, William Salamanca, a quien el Presidente, recién posesionado, sacó del retiro para entregarle el máximo cargo en la institución.
El general Novoa se hizo general bajo la tutela de Salamanca y Petro, quienes a los pocos meses de llegar al gobierno movieron sus fichas para depurar la institución y ascender a los hombres con los que la renovada policía funcionaría para sacar adelante el plan presidencial de Paz total. Uno de esos elegidos fue el entonces coronel Arnulfo Rosemberg Novoa, experto en inteligencia, y con amplios conocimientos operativos y de manejo de orden público comandando los difíciles departamentos de Cauca y Antioquia.
Fue un año después, a finales de 2023, cuando después de que las primeras intenciones de diálogos con el Clan del golfo fracasaron, los ceses al fuego bilaterales se rompieron, y las incursiones armadas ordenadas por Chiquito Malo se recrudecieron en Cauca, Chocó y el Urabá, que Petro dio la orden de buscar al líder narcoparamilitar. Fue también en ese momento en que el director Salamanca cambió su cúpula y le entregó la tarea a Novoa, además de asumir la la responsabilidad operativa de la región 6 que compone los departamentos de Antioquia, Chocó, Córdoba, incluido todo el Urabá, que son los terrenos que controla Chiquito Malo y donde se mueve con gran confianza con sus 5 mil hombres.
El trabajo del general Novoa ha dado grandes frutos. La incautación de cocaína que le pertenecía al Clan de Chiquito Malo sobrepasa las 3000 toneladas y las cifras de capturas también hablan de miles. Los lobos de Agamenón han estado a pocos metros de Chiquito Malo. Lo han acorralado. El riesgo para los entendidos de la guerra es que el inicio de las negociaciones venga acompañado de una orden para bajar la ofensiva de la tropa.