Según el profesor Paul Vasey, de la Universidad de Lethbridge en Canadá, contrario a lo que se creía la homosexualidad sería una conducta destinada a prolongar la especie. El investigador realizó estudios observando a los fa´afafine, un llamado tercer sexo en la cultura de Samoa, siendo hombres femeninos criados como tal por sus familias y partiendo de ahí, además de lo observado en otras especies animales propuso la teoría del "colaborador en el nido". Según dicha teoría, la homosexualidad ayuda a prolongar la especie pues los homosexuales compensan su falta de hijos apoyando la crianza de los hijos ajenos, por lo cual serían idóneos para los procesos de crianza tanto en la especie humana, como en el reino animal en dónde se observan varias especies que así lo corroboran.
¿Qué determina que un individuo sienta atracción por otro de su mismo sexo y otros individuos no? La anterior es una de aquellas preguntas por cuya respuesta se han realizado innumerables estudios y planteado infinidad de teorías -algunas más descabelladas que otras- según las cuales hasta el consumo de pollo podría influir en que un niño sea homosexual en su adultez. Por otra parte hay quienes señalan que esto se debe a las hormonas a las que el feto estuvo sometido en el útero de la madre. Evolutivamente también es complicado hallar el sentido de la homosexualidad si tenemos en cuenta que esta también se presenta entre los animales y es un comportamiento que aparentemente no está dirigido a la prolongación de una especie. Lo cierto es que entre todo lo que se ha especulado hay dos factores que parecen ser claves en cuanto al origen de la homosexualidad, estos son la genética y el entorno.
Hay que tener en cuenta que como la homosexualidad fue satanizada por la iglesia y considerada una enfermedad hasta 1990, todos los estudios hasta la fecha estuvieron influenciados por dicho contexto, lo cual les resta bases teóricas. Siendo así, solamente quedarían algo más de dos décadas en las cuales se han realizado estudios verdaderamente sólidos sobre el tema, dando como resultado muy poca información al respecto.
En el caso de la homosexualidad, responder a la pregunta sobre cuál es su origen, desde la genética, resulta una tarea más compleja, teniendo en cuenta que no se trata de una enfermedad y que hasta el momento no se ha encontrado un solo gen específico en lo que se conoce del genoma humano (a pesar de que aún falta mucho por conocer sobre dicho genoma) que determine una orientación sexual. Así mismo, si en efecto hay un gen que determina la homosexualidad esto supone que habría otro gen que determine la heterosexualidad, lo cual ampliaría la complejidad del tema en cuestión ¿Qué sucedería entonces con la bisexualidad?
En 2008 estudios en la Universidad de Padua en Italia, arrojaron conclusiones de que el hombre bisexual hereda su gusto por otros hombres de una madre “hipersexual”. En ese orden de ideas, la bisexualidad surge como un accidente producto de un deseo sexual elevado, que en el sentido evolutivo garantiza mayor posibilidad de reproducción. Así mismo, otra investigación de la Universidad de Frankfurt planteó que la bisexualidad surge como una característica que aumenta la posibilidad de encuentros heterosexuales, lo cual facilita la reproducción. La mencionada investigación se basa en un experimento con peces molly, según el cual se observó que las hembras de la especie presentaban mayor atracción con machos que previamente habían reportado encuentros homosexuales.
Otro factor que complejiza aún más el tema, es que los estudios han arrojado evidencia que la homosexualidad en hombres no puede ser estudiada de la misma manera que entre mujeres. Por ejemplo, está comprobado que los fetos femeninos tienen más resistencia a verse afectados ante excesos de testosterona –hormona masculina- , de lo que son los fetos masculino a las hormonas femeninas.
Una de las mayores eminencias en el tema de la genética es Francis S. Collins, médico de la Universidad de Carolina del Norte y Químico de la Universidad de Yale, quien descubrió el gen de la neoplasia endocrina múltiple (uno de los mayores descubrimientos científicos de nuestra época). Collins plantea que hay un componente genético inescapable de ser heredado en cuanto a la personalidad, sin embargo, no se puede usar a la genética para justificar el comportamiento humano.
Dicho componente tiene que ver con la influencia de factores genéticos en rasgos de la personalidad, como por ejemplo la depresión, la agresividad o la neurosis que se ha demostrado son comportamientos que se pueden transmitir por los genes. No obstante, el hecho de que una persona tenga predisposición a estas conductas significa que con toda seguridad va a desarrollarlas. Según Collins, también hay quienes tienen tendencia al alcoholismo y la obesidad, pero no por ello se les debe restringir la bebida y la comida dando por hecho que van a ser alcohólicos y obesos.
Si en efecto, la homosexualidad resultara estar determinada por los genes habría muchas otras preguntas por responder ¿Por qué entre hermanos gemelos uno puede ser homosexual y el otro no? Según los estudios, si uno resulta ser homosexual hay un 20% de probabilidad de que el otro también, lo cual resulta ser un porcentaje bastante bajo si tenemos en cuenta que se trata de dos individuos con el mismo código genético. El científico William Rice, de la Universidad de California va más allá del ADN y sugiere la teoría de las epimarcas que se centra en el procesamiento del código genético más que en la información que este contiene, es decir, estas epimarcas serían las que deciden cuales de nuestros genes se encienden y cuales se mantienen apagados.
Igualmente, hay que establecer una diferencia entre dos conceptos como lo son “genético” y “congénito”. Congénitas son aquellas características presentes en el nacimiento o en el desarrollo del feto en el útero, las cuales no necesariamente son producto de factores genéticos implícitos en el ADN. Es decir, el hecho de que la homosexualidad fuera congénita no significa que por ello sea genética.
Para concluir, podemos decir que entre todos los estudios hay una tendencia muy clara por inclinarse a que los homosexuales nacen homosexuales, sin embargo hasta el momento no hay un solo hallazgo que así lo corrobore. La principal crítica a la mayoría de investigaciones ha sido centrarse únicamente en el ámbito científico, desconociendo que el ser humano es tan complejo que para su estudio se requieren múltiples perspectivas desde varias disciplinas, pues la profundidad de este constituye uno de los misterios más grandes del universo, que sin duda va mucho más allá de una secuencia de proteínas.
