En nuestro país, los partidos políticos y el Congreso son las instituciones que peor imagen reflejan para los colombianos, siendo el Senado y sus integrantes los que representan mayor percepción de corrupción, provocando decepción hacia la clase política reinante. Dicha situación no los amilana, por el contrario, los enaltece y los ayuda a fortalecer sus empresas políticas, que se convierten en un clan o empresa de familia. Estas con el correr del tiempo y los beneficios que proveen se van consolidando con los elementos propios de la corrupción, modernizando y transmitiendo de generación en generación sus métodos de robar y evadir la justicia, fortaleciendo las viejas y nuevas casas y clanes de la política en Colombia.
Esas enseñanzas que no se aprenden en las claustros educativos, desafortunadamente, son la carta de presentación de las nuevas generaciones cuando observan con beneplácito cómo en las próximas elecciones, sus abuelos, padres, madres, tíos y hermanos han trasgredido la leyes y la confianza de sus electores con actos de corrupción y vandalismo, convirtiendo sus títulos de “bandidos, convictos, exconvictos” en su mejor carta de representación. Semejante comportamiento público los endilga y enorgullece, más cuando nuestra “excelsa” y “proclive” justicia, después de comprobársele sus multimillonarios actos de corrupción, le regresa a la “patria boba” un ínfimo de su descarado robo y unos cuantos años de “calle por cárcel”.
En el departamento de Sucre, fiel en su tradición de acoger todas las ideas malas de los “padres de la patria”, han implementado la herencia de los clanes y han desarrollado estrategias políticas de baja calaña para eludir el transfuguismo y coaliciones con partidos diferentes al suyo, cosa que no pueden hacerlo, pero descaradamente y a la luz pública lo hacen con el consentimiento de las autoridades.
El clan del extinto exsenador José Guerra Tulena es un caso de replay, como no pueden aspirar todos por el mismo partido se diversificaron. Antonio Guerra de la Espriella, “del grupo bulldozer”, por Cambio Radical, María del Rosario por el Centro Democrático, Julio Miguel Guerra Soto por Opción Ciudadana, hijo del exsenador y exgobernador investigado en Sucre Julio Cesar Guerra Tulena (hermano del expadrote José Guerra) y primo de los dos anteriores; ninguno de ellos lleva Cámara en Sucre y se han aliado con grupos diferentes como es el caso de Julio Miguel con la esposa del investigado y polémico Yahir Acuña Cardales, quien, siendo su esposa Milene Jaraba, la presidenta nacional de Opción Ciudadana, se inscribió a la Cámara en Sucre por Cambio Radical, pero apoya al hijo de Julio Guerra. Pero las jugadas del impredecible Acuña no terminan allí. Inscribió a su tío César Cardales Correa de Opción Ciudadana al Senado, apoyando por supuesto a Milene Jaraba de cambio Radical.
Otro de los clanes le corresponde a la familia Merlano Fernández, donde han forjado una cadena de nepotismo impresionante y dominante que ha convertido a Sincelejo en uno de los últimos municipios del país. Sus peleas permanentes por el poder los han convertido en el hazmerreír de los sincelejanos, pero ello no les ha quitado poder. Sus primeras cabezas visibles son los hermanos exalcaldes Jairo y Jaime, agregándoles también a sus primos, el exalcalde Jairo Fernández Quessep (famoso por su pelea farandulera con la primera dama del municipio en las anteriores fiestas del 20 de enero), y el actual Jacobo Quessep Espinosa, quien inscribió para la Cámara a su primo Salim Villamil Quessep por Cambio Radical. Todos ellos sobrinos y primos entre sí y del actual senador por el partido Liberal Mario Fernández Alcocer, quien inesperadamente y sin motivo aparente inscribió a su señora Ana María Castañeda por cambio Radical y ya efectuó alianza de Cámara con su contrincante y archienemigo Yahir Acuña y con los candidatos del Partido Liberal.
El nepotismo en Sucre continúa con el clan del exsenador Álvaro “el gordo” García Romero. Ya todos sabemos dónde está y por qué fue condenado a 40 años de prisión. Aunque su curul reencarnó en Teresita García Romero por Opción Ciudadana, acaba de legar sus aspiraciones a su hija Juliana Escalante García, quien se inscribió por Cambio Radical y cuenta también con el apoyo de Yahir Acuña.
Unos pequeños clanes quieren aprovechar su cuarto de hora de mandato efímero con la aspiración al senado de Carlos Espinosa Martínez, sobrino y heredero político del actual gobernador Édgar Martínez Romero y el de Karina Espinosa Oliver, a quien su inscripción a la Cámara por el Partido Liberal fue anulada por el Concejo Nacional Electoral CNE, por ser hermana del viceministro del Interior Héctor Olimpo Espinosa, quien es hijo del reconocido dirigente liberal sucreño Gabriel ‘El Bayo’ Espinosa, y actualmente diputado por el departamento de Sucre.
En el departamento de Sucre se convive con los clanes y la corrupción.