El futuro gris tras el asesinato de Wilson Saavedra, un comandante querido de las Farc

El futuro gris tras el asesinato de Wilson Saavedra, un comandante querido de las Farc

En la incertidumbre de los excombatientes por los asesinatos en su contra, uno de sus hombres cuenta cómo ha sido mantenerse en el proceso

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mayo 26, 2019
El futuro gris tras el asesinato de Wilson Saavedra, un comandante querido de las Farc

Hace unos días, a través de un mensaje de Victoria Sandino en redes, nos enteramos del nuevo homicidio de uno mas de quienes dejaron las armas, esta vez el primer excomandante de frente asesinado.

Se trataba de Wilson Saavedra quien estaba al mando del frente 21 y delegado para dirigir el grupo de guerrilleros que dejarían las armas en Planadas, Tolima. “Marquetalia, cuna de la resistencia”, había sido llamado ese espacio donde 157 guerrilleros dejaron las armas hace menos de dos años.

Con la muerte de Wilson ya son 130 excombatientes asesinados desde la entrega de las armas, hecho político de gran trascendencia nacional que más de un exguerrillero ya empieza a cuestionar, como lo afirma Donald, el tercero al mando de los frentes guerrilleros que abandonaron las armas dirigidos por Wilson.

La situación no es para menos, pues, aunque los entes encargados de investigar estos hechos insistan en la no sistematicidad de los asesinatos de exguerrilleros, es claro que estos se están dando en todo el territorio nacional y parecen obedecer a algún plan de exterminio con no pocos antecedentes en Colombia.

Pareciera que hubiera una intensión desbordada de algunos sectores de la derecha en generar una desbandada de exguerrilleros hacia el retorno de las armas, presionando principalmente a las bases a quienes se les ha incumplido mayoritariamente.

De esta manera se pretende desarrollar una campaña electoral llena de miedo y terror para presionar a los electores a votar por los ya conocidos candidatos que proponen salidas guerreristas a la sociedad colombiana. Así las cosas, con una desbandada de exguerrilleros nuevamente a lo largo y ancho del territorio nacional, el odio y el miedo sería de nuevo un discurso fácil de tragar por los electores, asustados por el “nuevo terror” de las disidencias de las FARC y asociando estas con el actual partido legal FARC como el brazo político de aquellas.

Nada mas perverso que mandar a unos cuantos líderes del nuevo partido político a la cárcel—o la tumba—mientras se intenta acomodar económicamente a otros.
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Suena duro, pero es importante recordar que esto ha pasado en todos los procesos de paz con las guerrillas.

sí nos lo recordó el académico Ralph Sprenkels[1] recientemente en una conferencia en la sede del partido sobre la experiencia del proceso salvadoreño y los procesos de acomodación de fuerzas (y acomodamiento de individuos) que se dan al interior de los partidos conformados por ex insurgencias armadas.

De esta manera, desde las bases exguerrilleras son cada vez mas las voces que manifiestan su preocupación por la división interna que esto está generando y que, dicho sea de paso, ayuda al proceso de desesperación de los excombatientes en los territorios y a su eventual deserción del proceso de paz.

Era de esperarse que, en un proceso de paz, además de generar zozobra en los exguerrilleros a través del uso de la violencia, las élites harían exacerbar las diferencias internas con diversas estrategias.

Por un lado, incumpliéndole a unos mientras les cumple a otros. La reincorporación económica a través de proyectos productivos en los territorios no avanza y a este punto se podría decir que los únicos reincorporados económicamente son los parlamentarios y la gente que esta en la Unidad Nacional de Protección. Dejar un proceso tan crucial como la reincorporación económica en función de que tan emprendedores son los exguerrilleros es un despropósito.

Por otro lado, en la necesaria estrategia de protección de algunos cuadros de FARC se marcan diferencias drásticas entre el tratamiento a los comandantes y el tratamiento a las bases. Mientras los unos gozan de protección total, la mayoría de los 130 asesinados no contaban con el mas mínimo plan de protección.

Un exguerrillero manifestaba así su descontento al ver un comandante que llegaba en su esquema de seguridad montando una Toyota: “Miren a este, ahora ni saluda y solo el polvero nos deja”. Las diferencias también se dan en términos de ingresos económicos de quienes devengan altas cuantías, principalmente quienes asumieron las curules en el parlamento.

Aunque pareciera ser un tema muy trivial, algunos exguerrilleros plantean que “es momento de ver la solidaridad de la que tanto hablamos”, y que tan solo donando una parte del salario mensual de estos congresistas se podría resolver el problema de la falta de tierra para excombatientes que nunca va a ser resuelto por vía institucional ni cooperación internacional.

Finalmente, en términos jurídicos (y mediáticos), se emplea también un tratamiento diferencial para algunos comandantes a quienes se les aplica todo el peso de la ley, como en el caso del Paisa, y en otros a quienes se les configuran montajes judiciales como en los casos Santrich y recientemente Joaquín Gómez y Fabián Ramírez.

Es claro que las élites conocen mas a fondo a las FARC de lo que algunos pueden imaginar y están tratando, usando ese conocimiento detallado de las dinámicas internas de las FARC, de obligar a algunos comandantes y excombatientes a echar marcha atrás en su decisión de abandonar las armas.

Así las cosas, las preocupaciones crecen y como dice Donald: “Pareciera que nos quieren obligar a repetir lo de 1964 en Marquetalia y tomar las armas de nuevo”. Esta y otras cosas revela Donald en esta entrevista no sin antes decir que es hora de pasar de los pusilánimes mensajes de twitter a la acción colectiva —no violenta, valga aclarar—de los exguerrilleros para exigir que se respete la vida.

¿Quién era Wilson Saavedra?

Wilson era una persona noble de 39 años de edad cuyo nombre es Jorge Enrique Corrales González. Era un líder agrario del departamento del valle que desde muy joven ingreso a la organización por que no le quedo otro camino, por falta garantías, de trabajo, de tierra para trabajar. Se educó, se preparó, se formó en las filas de las FARC por un buen tiempo al lado de los camaradas Alfonso Cano, Pablo Catatumbo y Jorge Briceño. Se destacó en las tareas revolucionarias y fue ascendiendo hasta ser comandante de la columna Víctor Saavedra y luego del frente 21 del Comando Central.

¿Qué estaba haciendo Wilson?

Él estaba en el Valle del Cauca en el territorio en el que permanecía cuando era guerrillero tratando de hacer un asentamiento con sus compañeros, trabajando en una cooperativa que formaron allí. Venían trabajando en una finca en arriendo desarrollando unos proyectos productivos en el territorio y pues estaba trabajando y ayudando al cuidado de sus 6 hijitos, el mayor de 10 años; dejando no solo a su familia sino a sus compañeros que estaban allí cumpliendo los compromisos del acuerdo. El estaba en una cooperativa de las que están en el acuerdo en el tema de reincorporación. Un proyecto prácticamente de autogestión, por que no tenían apoyo del gobierno

¿Cómo ves esta situación creciente de asesinatos de exguerrilleros de las FARC?

Es una situación preocupante porque hay una serie de asesinatos sistemáticos en todo el territorio nacional y nos afecta a toda la comunidad fariana que estamos en proceso de reincorporación, ¡estamos completamente alarmados! Con Wilson son 3 los exguerrilleros de los que llegamos a Marquetalia que han sido asesinados, y una serie de amenazas contra otros compañeros en el Tolima, incluyendo a mi persona.

Además, existe una persecución jurídica donde los jueces están emitiendo ordenes de captura, suspendiéndonos los derechos políticos. De hecho, yo tengo actualmente suspendido mis derechos políticos. Mas las frecuentes infamias e insultos del centro democrático en el congreso que aviva el tema de la estigmatización en las regiones y que se legalice cualquier muerte de nuestros compañeros.

Nos están cerrando las puertas para hacer política. Nos quieren hacer retornar a lo que paso en 1964. En 1960 fue el asesinato de Jacobo Prías Álape, Charro Negro en Gaitania, Tolima, producto de una persecución sistemática del mismo estilo, maniobrada y manipulada por inteligencia militar, cooptaron a un traidor, a Mariachi para dirigirlo a combatir a los Comunes quienes no se acogieron a la amnistía del partido liberal, sino que se recogieron guardando sus armas. Y esa persecución fue la que llevo a la muerte a Charro Negro.

Y luego una serie de bloqueos, de muertes y amenazas en el sur del país obligando en 1964 a que los campesinos de esta región se organizaran en una resistencia contra esta tiranía y enfrentar abiertamente a las fuerzas militares dirigidas por los EEUU. De manera que aquí se esta orquestando de nuevo esto. Y no quiere decir de ninguna manera con lo que digo, que vamos a retomar las armas. Pero estamos viendo que el estado, el gobierno esta impulsándonos a esta dirección, a que volvamos entonces a retomar las armas. Estrategia muy bien diseñada por la CIA y facilitada por la oligarquía colombiana encabezada en este momento por el Uribismo y el Centro Democrático. No es más que el asocio de los terratenientes, de los agroindustriales, de los paramilitares en el poder.

¿Cuál es tu situación particular de seguridad?

Yo tengo suspensión de mis derechos políticos. Estamos trabajando para que se arregle esa situación pronta. Yo manifesté en la JEP hace tres días esa situación donde esperamos que se resuelva. Porque lo que mas nos extraña es que tan pronto el pleno departamental del partido me nombro candidato a la asamblea departamental, empezaron pues a atizar este tipo de situaciones jurídicas que me llevaron a que me retirara del espacio de Marquetalia.

Tengo amenazas en mi contra. Son muy extrañas por que se relacionan al mismo tiempo con la persecución jurídica. Son amenazas anónimas, pero nos hemos enterado de que tienen relación con ciertos organismos del estado. No hay garantías de seguridad, de hecho, varios compañeros se están yendo del espacio por eso.

Por que ya no nos escuchan en los territorios, ya hemos denunciado mucho, hasta en las emisoras están dispuestos para que nosotros denunciemos. Pero eso es hacer odios sordos. De hecho, yo he sido victima de las fuerzas militares quienes en su momento dijeron que lo que decimos nosotros son injurias y calumnias, porque les dijimos de que deben tener algo que ver. Porque les hemos dicho donde están los asesinos y no han sido capaces de ir a capturarlos. Los responsables se la pasan merodeando en las veredas y la gente sabe quienes son. Y no es más que delincuencia que se esta haciendo pasar por nosotros en algunos sectores, y ellos pues no han actuado, sino que lo que salieron fue a decir [el ejercito] fue que mi persona los estaba calumniando y me pusieron una denuncia por eso. Entonces ahora soy perseguido por el mismo ejército, desplazado de allá de Marquetalia y con los problemas jurídicos de por medio.

¿Qué medidas consideras deben tomar los exguerrilleros ante esta situación que crece y crece?

Nosotros hemos tratado de tomar las medidas correspondientes, hicimos una caravana por la paz con organizaciones de DDHH marchando desde planadas hasta el espacio de Marquetalia, pero allí nos dejaron solos las autoridades municipales quienes no nos acompañaron a la marcha. Las amenazas no solo están contra nosotros sino también contra los líderes del sur del Tolima, quienes están en contra de las multinacionales de la minería como la Anglo Gold Ashanti. Hemos hecho acciones a través de la personería, de las misiones de DDHH, de las veedurías, con la presencia de la ONU, hemos visibilizado el tema por medios de comunicación. Marchamos también en el marco de la minga indígena en apoyo a las comunidades indígenas del sur del Tolima. Pero esto no ha sido efectivo. Parece que hay oídos sordos por parte de la gobernación del Tolima que se pronuncien.  Los únicos que han hecho presencia en el departamento han sido los senadores de nuestro partido. Ya de nada sirve que escribamos comunicados cada vez que nos matan a alguien. Hasta se ríen de nosotros de nuestra falta de ortografía. No ve que nosotros somos campesinos.

Nosotros queremos proponer a través de los medios para que nos movilicemos a la plaza de Bolívar, para que nos concentremos y nos mantengamos allí hasta que nos resuelva y le digamos de primera mano al gobierno nacional que deben cumplirnos.

[1] Sprenkels, Ralph es un académico holandés que se ha encargado de estudiar a fondo las dinámicas políticas de las insurgencias después de los procesos de paz. Para mas información sobre su trabajo ver: https://www.researchgate.net/profile/Ralph_Sprenkels

 

 

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