El 29 de enero del 2000 Jenny Garzón, la hija mayor de Angelino, acababa de llegar de España. Por tres aeropuertos durante dos días la arquitecta de 27 años había arrastrado una pesada caja de vinos de Cataluña. Un regalo para su papá. Ese día, el último en el que su hermana Ángela y su madrastra Montserrat Muñoz, la segunda esposa de su papa, la vieron con vida, no paró de hablar. La experiencia en Europa la había marcado. Jenny era obsesiva. Mientras estudió arquitectura en la Universidad Nacional se aficionó al bambú y a la guadua. Una de las grandes enseñanzas que le dejó a su papá fue eso de que había que ser como la guadua con el dolor, con la vida: “doblarse pero no partirse” 1973
Dos días después ocurrió lo peor. Un par de días después de su llegada, el 1 de febrero, de Monse, como la llaman en la familia, fue la emisaria de la mala noticia: Jenny había sido encontrado muerta con un disparo en la cabeza en la casa-finca de su novio, el cafetero Alberto Duque, en Chia. Angelino creyó morir. En esa época terminaba estudios de Comunicación Social y lo solo pensó en echar todo por la borda y retirarse. Los recuerdos lo atormentaban. Prohibió que Shakira, la cantante preferida de Jenny sonara en la casa . Cada vez que veía un perro a Angelino Garzón se le venía a la cabeza el Fila brasilero y los dos Rottweiller que ayudó a criar. El y su hija Ángela tenían claro que Jenny no se había suicidado como insinuaba la Fiscalía, a Jenny alguien la había asesinado. Una misteriosa muerte que aún no ha sido despejada.
Han pasado casi veinte años y Angelino y Ángela han sobrevivido con estoicismo la pena. Han tratado que la vida continúe y Monsterrat y Angela han acompañado a Angelino en su periplo político como Ministro de trabajo de Andrés Pastrana, gobernador del Valle del Cauca, Embajador de Colombia ante la ONU en Ginebra y por último vicepresidente de la República. Nunca ha querido usar su influencia para presionar a decisiones de la justicia y por el contrario ha sido prudentes y discreto con su dolor.
Otra es la historia de Ángela, quien decidió también incursionar en la política y llegó al Concejo de Bogotá por el Centro Democrático, siguiendo los pasos de su papá quien terminó cercano a Álvaro Uribe Vélez por su rol acercando el sindicalismo al propósito del gobierno de Uribe de darle vía libre al Tratado del Libre Comercio. La compensación entonces fue la embajada en Suiza y luego el rol de vicepresidente en el primer gobierno Santos, al que llegó con el apoyo del entonces Presidente Uribe. Ángela siguió los pasos.
Desde el concejo de Bogotá ha querido darle sentido a su trabajo y tomar la bandera de la lucha contra el maltrato a las mujeres en homenaje a su hermana Yenny. Su cadáver tenia rastros de violencia física, cicatrices que nunca ha olvidado, así la justicia haya intentar tapar la realidad. La investigación ha pasado por cinco fiscales y solo cinco años después, a pesar de las evidencias, el último fiscal determinó en el 2005 que se había tratado de un asesinato y no un suicidio como se presentó inicialmente. El responsable aún no ha sido identificado, pero la campaña de Ángela cada día adquiere un mayor sentido.
A sus cuarenta años Ángela Garzón reconoce nunca haber admirado tanto a alguien como a su hermana mayor. En 1996, después de graduarse del colegio empezó a estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Nacional, donde su mamá Luz Marina Caicedo ha sido profesora. Después del primer semestre se pasó a Filosofia, pero luego del golpe de la muerte de su hermano tomo rumbo Nueva York, donde vivió diez años, y luego hacia Praga.
La distancia no le apaciguó el dolor y ya de regreso se sometió a una terapia sicológica que le dio la fuerza para enfrentar el difícil año que fue para los Garzón, el 2012. Un accidente cerebrovascular casi se lleva a su papá, entonces el vicepresidente de la República y en el mismo año su mamá, Luz Marina Caicedo, fue diagnosticada de cáncer al igual que su madrastra Monserrat Muñoz, de quien ha sido muy cercana. La salida de la depresión llegó con el impulso de comenzar una nueva vida que la llevó a consejo de Bogotá en el 2016.
Desde allí quiere saldar cuentas con la triste historia de su querida hermana quien solo tenia 27 años cuando perdió su vida después de un vil maltrato. La de Ángela es una de las voces fuertes para instaurar la cadena para violadores de menores asi como duros castigos para quienes abusen sexualmente a las mujeres. No encuentras mejor camino para honrar la memoria Jenny, a quien los transeúntes que atraviesan en el puente de guadua de la calle 80 para salir de Bogotá diseñado por Simón Vélez, siempre recuerdan porque lleva su nombre. El último homenaje que el arquitecto de la guadua le hizo a su colega y amiga.
