En los pueblos y municipios de Colombia los funcionarios públicos son vistos como figuras de un poder cercano, más que como invisibles empleados de escritorio. En parte, porque los ciudadanos los tienen a la mano, a veces en la cera de enfrente, en parte porque los conocen de toda la vida, algo que difícilmente se podría hallar en un trabajador oficial de una gran urbe.
Pero cuando ese poder se corrompe, las consecuencias son las mismas, sea en el campo, sea en la ciudad, sea en un corregimiento, sea en el barrio.
En noviembre del año pasado, una niña de 14 años de edad, estudiante de décimo grado de una institución educativa del municipio de Yarumal, Antioquia, fue a la ESE Hospital San Juan de Dios a cumplir con las horas que le fueron asignadas para sus prácticas obligatorias de alfabetización.
Aquel día, en la morgue de Medicina Legal se programó una diligencia de necropsia. Ante la ausencia de la médico legista, el procedimiento debió ser atendido por el doctor Santiago Arboleda, coordinador médico de la ESE, a quien la menor acompañó.
Antes de que comenzara la autopsia, el señor David Gilberto Vargas Villegas, asistente forense del Instituto Nacional de Medicina Legal, le advirtió a la niña que debía cambiarse la ropa que llevaba puesta por una prenda adecuada que encontraría en una pequeña bodega, anexa a la sala. También le dijo que tuviera en cuenta despojarse del brasier, antes de ponerse la bata.
Sin embargo, como se puede apreciar en el video que acompaña esta nota, antes de que la niña entrara, Vargas Villegas instaló premeditadamente una cámara que ocultó detrás de una caja provista de un agujero. En las imágenes se aprecia que una vez la menor se cambia de ropa, el funcionario entra de inmediato a parar la grabación y a volver a poner todo en su lugar. En la parte final se divisan cajas con los logos de Medicina Legal, región Noroccidente, que es justamente la que corresponde a Antioquia.
Para esta publicación, el video, por su puesto, ha sido editado en aras de proteger la privacidad, la identidad y en general los derechos de la menor, consagrados no solo en la Constitución, sino en la Ley 1098 de Infancia y Adolescencia.
Las preguntas que surgen en este caso son muchas, pero solo formularé unas cuantas. ¿Con qué objeto el funcionario grabó ilegalmente a una menor de edad mientras se cambiaba de ropa? ¿Es la primera vez que graba desnuda a una niña, a una mujer, a una compañera de trabajo? ¿Qué hace con los videos? ¿Los divulga? ¿Los guarda? ¿Con qué autoridad hace este tipo de grabaciones clandestinas que violan el Derecho a la Intimidad y atentan contra la dignidad de una menor de edad, valiéndose de un cargo y de unas instalaciones que son públicas? ¿Qué tiene qué decir el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar al respecto?
Vargas Villegas, quien sigue hoy en día cumpliendo sus funciones en el hospital, es hermano del concejal de Yarumal, Mario Elías Vargas Villegas, elegido para el periodo 2012-2015, por la Alianza Social Independiente (ASI). El dato es relevante, pues los dos hermanos, en el pueblo, representan figuras de poder.
Una vez la madre de la niña se enteró de la grabación, se fue para la Fiscalía a poner la denuncia. El lunes pasado fue citada por la fiscal local 39, Blanca Margarita Botero, a una audiencia de conciliación en la que estuvo presente David Gilberto Vargas.
¿Una conciliación? Sí. La fiscal, compañera de trabajo del denunciado —porque en Yarumal como en muchos otros pueblos de Colombia solo hay un asistente forense para atender las diligencias de los fiscales— le informó que el supuesto delito que configuraba la acción de Vargas Villegas era el de injuria de hecho, ante el cual se procede solo con querella, según el Código Penal colombiano.
¿Había algo qué conciliar? ¿Qué es conciliar en un caso como estos? La madre de la menor salió de la Fiscalía con nada más que la indignación entre las manos, sabiendo que no tiene ninguna garantía de que su caso sea investigado. El hermano del concejal seguirá en el cargo, haciendo sus grabaciones, saludando desde el andén a los conocidos de toda la vida. Y en Yarumal la vida seguirá como si tal.