Suprema, la comercializadora de licores que contrató la Industria Licorera del Valle - ILV - para vender el aguardiente blanco del Valle se rajó. De las 8 millones de botellas que eran la meta no logró vender sino 4.5 millones. Lo increíble es que el más perjudicado del fracaso del incumplimiento mayúsculo de Suprema podría ser la propia gobernación del Valle y concretamente su brazo financiero, Infivalle. A pesar del compromiso adquirido por Suprema desde el 2015 de pagar por adelantado las botellas que le pidiera a la Licorera y no recibirlas en consignación, este año incumplió el acuerdo, al tiempo que lograba que Infivalle le otorgara en junio un crédito por $ 8 mil millones y luego otro en octubre por $ 3 mil millones.
El hueco financiero ha ido creciendo y, ahora, la deuda de $ 16 mil millones con Infivalle ha crecido. Sin embargo, en junio logró que le prestaran $8 mil millones más. Estos préstamos los autorizó el gerente encargado Gustavo A. Roa, quien tuvo que pedir que modificaran los estatutos porque el monto total sobrepasaba lo autorizado a prestar a una entidad privada. Mientras Suprema aparece debiéndole a la Licorera solo $ 5.600 millones, el grueso de su fracaso comercial lo está asumiendo Infivalle.