A lo largo de esta semana escuché a algunos compañeros hablar con cierta angustia y nostalgia con respecto a la salida del aire del noticiero de Canal Uno. Dentro de una tendida discusión logramos llegar a un punto claro y es que este suceso cambiará el plan de noticias del fin de semana y la manera de percibir el panorama informativo, además será un cambio abrupto y quitará la posibilidad de una visión crítica e independiente a los acontecimientos de sábado y domingo.
Con ello llegué a preguntarme si en realidad aún queda algo de esa tan sonora pero imperceptible libertad de prensa o si en algún momento realmente existió. Al adentrarme en el tema y empezar a leer acerca del suceso noté que en varios medios alternativos esta salida del aire se atribuye en buena parte a la existencia de un supuesto abuso de una "posición dominante" de los otros actores del mercado.
Si bien en los medios informativos clásicos se habla acerca del cierre por cuestiones económicas, está claro que la situación económica es tan solo una consecuencia de una lucha desleal por algunos canales, aunque según Ramiro Avendaño, presidente del Canal Uno, la guerra entre canales privados es sucia. El caso, enlazando varias noticias acerca del tema llegué a concluir que siempre ha habido restricciones al acceso libre de la pauta provenientes de aquellos sectores que se encuentran en la parte alta de esta jerarquía, que solo monopolizan en este caso particular el acceso a la información. En fin, lo verdaderamente cierto es que a la fecha no se le había dado tanta importancia a las noticias y a la producción de pensamiento crítico desde una visión objetiva durante toda la semana, creando en la idea de fin de semana un espacio hacia la reflexión.
Dejando de lado los tintes políticos que podrían llegar a verse en este suceso, el apartado periodístico se percibe de una manera totalmente contrastada. El panorama para aquellos medios alternativos que piensan en llegarse a disputar el escenario con los “grandes” bastiones informativos se ve algo gris; en el caso de Canal Uno se pierde un gran contendiente y queda un sinsabor para aquellos que nos definíamos como espectadores fieles.