Cuando un funcionario público pierde credibilidad tiene que renunciar, punto. Eso es exactamente lo que le está sucediendo al Fiscal Néstor Humberto Martínez, sin importar lo que haga de aquí en adelante, su imagen ya está desprestigiada. Excelente que después de meses, el fiscal trate de resolver la crisis de la Universidad Autónoma del Caribe en Barranquilla, pero esto no tapa el horror de lo que ha venido sucediendo con el señor Jorge Enrique Pizano y su hijo. La actitud del fiscal ha sido más que irresponsable frente a uno de los peores casos de corrupción del país. Sus faltas son tan delicadas, no solo por ser la expresión más clara de lo que implica confundir lo público con lo privado, sino también por hacer uso sin límite de la puerta giratoria; por ser juez y parte de casos de corrupción. Hoy, nada ni nadie puede devolverle la capacidad total para ejercer como Fiscal General de la Nación.
Lo del Fiscal ad-hoc no convence a nadie, solamente a aquellos que son parte de este entramado, con el cual los colombianos para ser honestos hemos sido demasiado tolerantes. Lo que está en juego en el país es una olla que se está destapando que muestra cómo se hacen las grandes fortunas en Colombia. De cómo, quienes no nacen en cuna de oro, suben como espuma al servicio de esa forma particular, mezclando lo público con lo privado, sin beneficio de inventario. Este episodio es una muestra de esa poca movilidad social que existe en nuestro país y que solo se supera sirviendo a los intereses de los poderosos, sin importar que se violen las reglas mínimas de la ética. La gente sensata, que por suerte es la mayoría, no ve en esta fórmula la independencia necesaria para reconstruir la credibilidad en la Fiscalía y llevar a buen término este proceso.
Lo que está en juego en el país es una olla
que se está destapando que muestra
cómo se hacen las grandes fortunas en Colombia
Una Fiscalía ad hoc parece ser una fórmula muy compleja, afirman los que saben de estos temas, que para quienes no somos expertos parecía una alternativa mejor. Mi pregunta es en realidad ¿qué queda entonces cuando el fondo del problema de cómo se enriquecen los poderosos—especialmente el grupo Aval— no es exclusivamente un asunto nacional, sino también del gobierno norteamericano, que ha expresado su preocupación por la situación de Andrade, exdirector de la ANI? El país no resiste una víctima más en este confuso caso en el cual el Fiscal es el protagonista por sus vínculos con el hombre más rico del país, Sarmiento Angulo, y por sus impedimentos para ser el juez en este y muchos otros casos.
Agotadas las anteriores posibilidades no queda otra, sino que el Fiscal General de la Nación renuncie, así los abogados y los políticos insistan en los problemas que esto generaría. Nada peor para este país, con perdón de todos los que le encuentran inconveniencias a esta solución, que tener un Fiscal General de la Nación que ha perdido la confianza de los colombianos. Eso sí, una situación gravísima en una sociedad donde la corrupción y en general los delitos de toda naturaleza, incluidos los de aquellos cometidos por personajes de esta sociedad, hacen parte de la agenda diaria.
Seguramente el Fiscal para volver a generar credibilidad va a resolver todo lo que por diversas razones estaba congelado en su despacho. Pero que los colombianos no se engañen por estas actuaciones que pueden considerarse desesperadas. Nada puede cambiar lo que hemos vivido durante las últimas semanas y lo que tenemos ahora: una Fiscalía sin autoridad moral para juzgar a los colombianos.
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El país no resiste una víctima más en este confuso caso en el cual el Fiscal es el protagonista por sus vínculos con el hombre más rico del país- Foto: Instagram/Fiscalía