Desde la muerte de Jorge Enrique Pizano, el fiscal general ha estado envuelto en una gran polémica y con él, la Fiscalía General. Esto debido a que se reveló que tenía conocimiento de las irregularidades que ocurrían dentro del Consorcio de la Ruta del Sol y no denunció en su debido momento.
Inmediatamente se incendió el debate acerca de la incidencia del fiscal y la falta de resultados en las investigaciones. La oposición citó a un debate en el Senado de la República para cuestionarle al fiscal sus actuaciones, los conflictos de intereses que entorpecen las investigaciones sobre el caso de Odebrecht y su renuncia para permitir el esclarecimiento de esos hechos, a lo que por supuesto Martínez Neira hizo caso omiso.
Luego del debate citado por la oposición, la Corte Suprema de Justicia pidió al presidente la elaboración de una terna para elegir un fiscal ad hoc que se encargue de dos investigaciones, pero el Fiscal Martínez está desprestigiado y sin credibilidad. Es precisamente esa falta de credibilidad y lo escabroso en las actuaciones del fiscal lo que ha generado profundo rechazo por parte de la ciudadanía a la Fiscalía General de la Nación y Medicina Legal. Los colombianos del común no confían en la Fiscalía y han creado una imagen corrupta y negativa de una institución tan importante para la justicia.
Es grave el daño que le ocasionó Néstor Humberto Martínez a la institución, a cientos de personas que realizan su trabajo con honestidad, eficiencia y transparencia para servir a la justicia. Borrar ese desprestigio es una tarea titánica y se necesita un fiscal transparente, por eso el actual fiscal tiene que renunciar.