Cuando despuntó en el mítico Santos de Pelé, la prensa deportiva brasileña, proclive a buscar en todas partes al sucesor de O Rey, no se guardó en elogios para aquel chico delgado de gambeta endiablada. “Muy pronto será el mejor del mundo”. “Este chico será el que nos ayudará a quedar campeones mundiales de nuevo”. Luego de su traspaso mediático al poderoso Barcelona de España, las loas incrementaron. Para la prensa catalana Neymar solo era superado futbolísticamente por Messi, no por Cristiano Ronaldo.
Casi todos los medios deportivos del mundo se rendían ante la nueva y prometedora joya. Y casi todos argumentaban que después de que Messi se retirara Neymar ocuparía su lugar como rey del fútbol. Todos los amantes del fútbol creían que eso iba a pasar, sobre todo cuando el dueño del PSG rompió todos los récords del mercado de traspasos al pagar la escandalosa cifra de 222 millones de euros por la ficha del jugador.
Sin embargo, en el Mundial de Rusia 2018 quedó demostrado que la leyenda de Neymar era solo eso, un mito, inventado y alimentado por la prensa brasileña. Contando con una selección superpoderosa, conformada con excelsos jugadores y dirigida por un DT serio y trabajador, todo estaba dispuesto para que Neymar se consagrara campeón mundial con Brasil. No obstante, la historia dirá otra cosa. Dirá que al brasileño del PSG, Hazard, De Bruyne y compañía le dieron una clase magistral de jogo bonito. Dirá que Neymar no fue el Balón de Oro del Mundial pero sí el hazmerreír del planeta entero, por su teatro, sus payasadas y provocaciones. Ahora mismo el jugador brasileño es sinónimo de piscinero, de tramposo, de bufón. Ya nadie lo toma en serio. Se convirtió en leyenda, pero de los memes, no del fútbol como él posiblemente aspiraba.
Ya con 27 años, el futuro de Neymar no es para nada prometedor. En Brasil ya no lo idolatran. A los torcedores se les cayó la careta y descubrieron que la verdadera estrella del scratch es Coutinho. En PSG están ponchados con él, porque con sus caprichos de niño mimado reventó el vestuario y porque su rendimiento no fue el esperado, sobre todo en la Champions. Atrapado en una liga menor, opacado por la irrupción volcánica de Mbappe, un chico más joven y posiblemente más talentoso que él, Neymar ruega que el todopoderoso Real Madrid se apiade de él y lo contrate.
Si esto último llega a suceder, el brasileño tendrá de nuevo la oportunidad de pelear por el trofeo que lo desvela, el Balón de Oro. Pero eso no será tarea fácil, pues tendrá que opacar o por lo menos tratar de igualar las descomunales cifras goleadores que deja Cristiano Ronaldo, el mejor futbolista de la historia del club merengue, además de competir con otras estrellas más jóvenes y talentosas que él: Mbappe, Hazard, De Bruyne…y con Messi, que con el Barcelona se transforma en un super jugador, en un genio con el balón.
Así que no la tendrá fácil Neymar. Debe rogar que Francia no gane el Mundial y que Mbappe no sea declarado el mejor jugador. Porque si es así, Florentino Pérez, quien solo compra ganadores, se inclinara por contratar al francés, en detrimento del brasileño, a quien no le quedará más remedio que pelear por el deshonroso título del jugador más teatrero del mundo. Y talento para eso es lo que le sobra al “nuevo Pelé”.