I
Una de las últimas escenas de Full Metal Jacket, película dirigida por Stanley Kubrick, muestra a jóvenes soldados norteamericanos asediados por balas cuya procedencia desconocen. Entre la confusión, la sangre y el desconcierto, finalmente encuentran a una mujer más joven que ellos, que, adolorida, no desaprovecha cada instante de la corta vida que le queda para expresar su odio hacia los invasores. Esa batalla en particular la podían ganar, pero estratégicamente esperaba a los gringos una estruendosa derrota. No podía ser de otra manera: los procesos de descolonización de las colonias de las potencias europeas en decadencia, el movimiento de los derechos civiles en su propio patio, la emergencia de movimientos feministas, el debate entre China y la URSS, entre otros elementos, mostraban una agitada realidad mundial en la que lo nuevo se abría paso para prevalecer sobre lo viejo.
Este fue el ambiente que, a la postre, empujaría una simple movilización universitaria contra rezagos autoritarios de estas instituciones a convertirse en un movimiento de masas amplio que se replicaría en otros países. El crecimiento de la población estudiantil registrado en años anteriores, las anquilosadas costumbres heredadas de etapas premodernas, los derechos económicos reconocidos en el papel y negados en la práctica son el trasfondo del escenario en el que se desplegó una portentosa movilización estudiantil y obrera durante mayo de 1968 en Francia, y cuyo eco se replicará por todo el mundo.
Es simbólico el hecho de que antes de 1968 en Francia las mujeres no podían abrir una cuenta de ahorros sin el consentimiento de su esposo, o de cualquier hombre. A casi 200 años del célebre ¿Qué es la ilustración? de Kant, la mitad de la población adulta en la patria de Robespierre y Dantón era vista como menor de edad. Frente a esto la revolución cultural que fue gestándose durante el siglo XX, y que posterior a la segunda guerra mundial tuvo un intenso desarrollo en occidente, prendió en las masas estudiantiles y obreras que se movilizaron contra un gobierno francés que se debatía, como todos los regímenes en el marco del capitalismo, entre la garantía efectiva de los derechos sociales y su negación por cuenta del predominio de grandes monopolios económicos.
A raíz de la situación se desborda una movilización masiva estudiantil acompañada por la clase obrera que logra paralizar a más de 2 millones de trabajadores. Conocidas son las consignas y las protestas masivas que, además de agitar las calles, también remarcaron la trayectoria vital de una generación que, si bien no cumplieron la labor de tomar el poder político, inspiraron cambios importantes en la manera en que los jóvenes se entienden a sí mismos como germen de transformaciones sociales.
La protesta no solo fue un movimiento que hizo temblar al poder, sino que fue un violento sacudón a los movimientos alternativos hasta ahora postrados al social-imperialismo soviético. A la postre se abrirían paso nuevos movimientos que ponían en entredicho el inmovilismo de algunos partidos conformes a la situación presentada en sus países. En Colombia, el movimiento estudiantil de 1971 fue un punto clave en este aspecto, en donde nacerían nuevos proyectos que hasta hoy se mantienen en la pugna por el poder político.
En resumen, la movilización social de mayo de 1968 sirvió para afirmar nuevamente una constante histórica: a todo gran cambio político lo antecede un cambio ideológico y cultural en el que los jóvenes juegan un papel trascendental.
II
Abril de 2018. 50 años después de la guerra de Vietnam, Estados Unidos aún funge como el “policía del mundo”, ya no enviando napalm y tropas, sino a través de misiles teledirigidos, drones, mercenarios y armas ultramodernas con las que agrede a Siria, buscando la prevalencia en una zona estratégica por su producción petrolera y ubicación geográfica. La arremetida con proyectiles es transmitida y vista por millones de personas, tanto por televisión como por las redes sociales, en donde miles de personas manifiestan su desprecio a tales agresiones.
El estado de bienestar del que aún gozaron los estudiantes y trabajadores franceses se ha desmontado, y de sus restos ha surgido un mundo donde el abaratamiento de la mano de obra, las reformas a los sistemas de seguridad social y la negación absoluta de los derechos prometidos por las revoluciones burguesas quedan a contracara de los rescates financieros y el afincamiento de un grupo cada vez más pequeño e influyente de grandes ricos que se hacen al control del mundo. Estos llegaron incluso a proclamar el fin de la historia, esa misma con la que bailó la juventud inconforme en el 68.
Así como intentan diezmar a los trabajadores del mundo y oprimir a las clases medias, entre las que se encuentran los empresariados nacionales de países en los que buscan agigantar su tasa de ganancia a través del libre comercio, también “construyen su propia realidad”, como aseguraría en su momento un alto asesor del gobierno de George Bush. En medio de esto, el neoliberalismo ha vendido la idea del joven como individuo aislado, en contracara a la organización social como una añoranza obsoleta. Este es uno de los puntos fundamentales de la embestida ideológica que se difunde por redes sociales.
Sin embargo, lejos del “fin de la historia”, la juventud sigue siendo un factor fundamental de movilización. El movimiento estudiantil como sujeto político no ha desaparecido, y se enfrenta a grandes retos a nivel global, en tanto la presente década ha sido rica en luchas como las presentadas en Colombia y Chile en 2011, en Quebec, Canadá en el 2012, en Puerto Rico y otras que se han replicado a lo largo de América Latina y del mundo que contienen el común denominador de combatir la implantación del neoliberalismo en educación, así como la realización de derechos democráticos básicos negados por un sistema parasitario en descomposición. Por otra parte, los jóvenes fueron fundamentales en movimientos como el de la Plaza Tahrir, el movimiento del 15m en España, Occupy Wall Street y otros, incluyendo las recientes huelgas de docentes que desafían el statu quo en varios estados de EE.UU.
Hablar de mayo de 1968, 50 años después, no es solamente para hacer un recuento académico de los aciertos y errores de un movimiento que desarrolló la contracultura, sino que sirve para reflexionar sobre un presente incierto. Sin embargo, el panorama es esperanzador, en tanto la juventud, frente a la arremetida ideológica que busca atomizarla, sigue encontrando en la lucha de masas una acción legítima para lograr un mundo distinto.
Referencias
- Reseña de prensa de RCN sobre la conmemoración https://www.rcnradio.com/entretenimiento/cultura/cinco-libros-para-entender-los-sucedido-durante-el-mayo-frances
- “Ahora somos un imperio, y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad. Y mientras ustedes estén estudiando esta realidad -juiciosamente, como lo harán- volveremos a actuar, creando otras nuevas realidades, que también pueden estudiar, y así es como las cosas van a ir acomodándose. Somos los actores de la historia […] y ustedes, todos ustedes, se quedarán a estudiar lo que hacemos.”
Frase citada por Noam Chomsky en la introducción del libro “Crear el futuro”.
- Entrevista a Alain Geismar. http://lab.elmundo.es/mayo-del-68/alain-geismar.html
- Entrevista a Daniel “el rojo”. https://elpais.com/diario/2010/04/25/domingo/1272167556_850215.html
- Entrevista a Alain Touraine. http://www.lavanguardia.com/vida/20180430/443149518589/alain-touraine-en-mayo-del-68-inventamos-los-movimientos-sociales.html
- Eric Hobsbawm. Historia del Siglo XX. Vale la pena revisar los capítulos de La revolución social, 1945-1990 y La revolución cultural. https://uhphistoria.files.wordpress.com/2011/02/hobsbawn-historia-del-siglo-xx.pdf