Bionergy, la gran apuesta de etanol de Ecopetrol finalmente entró a liquidación por parte de la Superintendencia de Sociedades el pasado 25 de junio, luego de haber intentado en marzo un proceso de reorganización bajo incapacidad de pago. Ante la imposibilidad de obtener recursos y reestructurar la deuda, el 26 de mayo los accionistas autorizaron a su representante legal, Walfredo de Alvarenga Linhares, a solicitar la terminación de dicho proceso y la apertura del proceso de liquidación judicial. El exministro Rubén Lizarralde, promotor de la agroindustria en la altillanura será el encargado de su liquidación.
Los inicios de Bionergy no le auguraban un buen futuro, el cronograma de inicio de operaciones sufrió muchos atrasos y sobrecostos en su construcción, principalmente debido a los continuos cambios en el proyecto y conflictos laborales.
El presidente Álvaro Uribe estaba en el top de su prestigio de su segundo gobierno en el 2007, con una popularidad por encima del 70 %. Los precios del petrolero continuaban en ascenso desde el 2003 hasta alcanzar su precio máximo de US$ 147 en julio de 2008. En su propósito de estimular la producción agroindustrial, el gobierno Uribe estableció el cronograma para incrementar el componente de alcohol carburante en la gasolina (pasó de 8 % al 10 %) como mecanismo para bajar su costo e impulsar el sector agrícola.
El 6 de junio de 2008, la Junta de Ecopetrol, presidida por Fabio Echeverri, aprobó el mega proyecto para producir etanol carburante en los Llanos Orientales a partir del bagazo de la caña.
Con un presupuesto de US$ 140 millones, este incluía una capacidad de procesamiento de 2,1 millones de toneladas de caña por año, más una planta de cogeneración eléctrica de 40 megavatios a partir de bagazo o residuo de caña de azúcar entre los municipios de Puerto López y Puerto Gaitán.
El año siguiente se abrió el proceso de selección para la construcción de la planta industrial, y en junio de 2010, bajo la presidencia de Javier Gutiérrez, Ecopetrol seleccionó a la española Isolux Corsan para su construcción. El contrato era bajo la modalidad llave en mano (ingeniería, procura y construcción), e incluyó inicialmente cinco otro-si, donde el último, amplió la fecha de entrega para marzo de 2013 y modificó el valor del contrato a US$ 203 millones.
Los retrasos empezaron desde el inicio, un gran factor fueron los cambios en el proyecto, pero también contó la falta de previsión logística con el transporte de equipos extra dimensionados, mantenimientos y cierres en la vía al llano, problemas para la consecución de maquinaria y materiales debido a que la zona es de influencia agrícola y no industrial, falta de manejo social y alta rotación del personal directivo de Isolux en Colombia, entre otros.
Mas grave aún, fue la anormalidad laboral y la dificultad para incorporar personal en la zona durante toda la ejecución del proyecto, el retraso generado por esta causa fue de 242 días (8.07 meses) entre el 2012 y el 2014. A pesar de ser una actividad principalmente agrícola y en una zona que se identifica como tal, el Sindicato de Trabajadores de Puerto López (Sinditrovar) exigió que se pagaran salarios de zona petrolera, lo que afectó las negociaciones laborales y los tiempos de actividad.
Bioenergy con el acompañamiento del Ministerio de Trabajo realizó pagos laborales adicionales por valor más de 5 mil millones, más 384 conciliaciones a trabajadores esperando recuperar esos dineros posteriormente. Según Bionergy, los bloqueos laborales obedecieron principalmente al incumplimiento de Isolux en el pago de obligaciones laborales propias y de los subcontratistas.
Los retrasos en el cronograma llevaron a finales de 2013 a la firma de un nuevo otro-sí, el No 6, por medio del cual se desplazó la fecha de terminación para el 19 de abril de 2014. Sin embargo, llegada esta fecha, y sin finalización a la vista, Bioenergy envío a Isolux la notificación de terminación del contrato, y la exigencia del pago de una penalidad indemnizatoria.
La pelea se trasladó ante la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional con sede en Houston en mayo de 2014. Los resultados finales del laudo arbitral se entregaron en octubre 28 de 2016, el cual obligó a ambas partes a pagar y devolver dineros, quedado un saldo en contra de Ecopetrol, por un valor cercano a los US$ 1.6 millones de dólares (Bioenergy debió pagarle a Isolux USD $17.842.150 mientras que Isolux debió pagarle a Bionergy US $ 13.766.797 dólares y $ 7.384.461.232 pesos colombianos).
Finalmente, en 2016 se pudo producir el primer litro de etanol en la planta, sin embargo, todos estos años 2016, 2017, 2018 y 2019, Bioenergy presentó impairment (pérdida permanente de valor de los activos de la empresa) explicadas en los estados financieros por las demoras en las fechas de entrada del proyecto, el proceso de estabilización de la planta industrial y la actualización de variables operativas. Específicamente, en el año 2019 se indicó que hubo un impairment por -$234 mil millones en Bioenergy generado principalmente por una menor disponibilidad de caña, donde influyó la edad del cultivo dados los atrasos, el aumento de lluvias en 2018 y 2019 frente al promedio histórico de 10 años, y las duras condiciones para levantar un cultivo agrícola en una zona de tradición ganadera.
Ecopetrol no aguanto más. Ante la competencia del etanol importado de Estados Unidos, la llegada del coronavirus y la baja en los precios del petróleo, indicó que le es imposible destinar mas recursos a sostener la operación de Bionergy. Así, se selló el final de uno de los más grandes proyectos agroindustriales de los últimos tiempos.