La mirada es el reflejo del alma, una mirada puede develar felicidad, amor, tristeza, dolor y soledad. La mirada te puede tocar la fibra más sensible de tu ser, puede hacerte sentir a una medida muy similar lo que está sintiendo el sujeto dueño de ella, esa peña luz que escapa de ese globo ocular, que te muestra lo mucho que te sobra y lo mucho que le falta.
No fui observadora directa de ella, pero me trasmitió dolor, tristeza y un pequeño toque de soledad. Estas son las miradas que se encontraron en el festival del agua realizado para tratar de crear conciencia colectiva frente a la destrucción masiva del ecosistema, particularmente enfocado en la crisis, el control y la circulación del agua, para de esta manera tratar que todos tomemos un papel responsable y desarrollar planes que fomenten y garanticen el equilibrio adecuado de la naturaleza y la preservación de dicho líquido tan necesario para la vida en general.
Para que este mensaje se expanda y genere el impacto deseado acuden a los medios de comunicación.
Los barrios perifericos están constituidos, en su mayoría, por viviendas elaboradas de materiales que recolectan de sobras de construcción, guaduas, tablillas o cualquier otro material que les permita “vivir” en una “casa” y brindarle un poco más de abrigo a sus hijosvporque, por lo general, son familias numerosas, los que con más suerte corren tienen solo dos hijos, a los que les falta casi todo.
Se está creando una conciencia colectiva para que se cuide el agua, pero tal vez les ha pasado por alto crear una conciencia colectiva para que estas familias se cuiden, para no traer al mundo más hijos con mirada de dolor y falta de afecto. A los que quizás las oportunidades en la vida no han sido lo suficientemente grandes para suplir todas sus necesidades y de ese modo poder mejorar la calidad de vida, enfrentarse a esta abrumante realidad y a la sociedad quien por reiterativas ocasiones estigmatiza y señala como personas no dignas o simplemente como anónimos ocupando lugares en la ciudad, niños a los que les haga falta un par de padres responsables que aporten un tanto de amor a sus vidas, porque no solo se ve una total carencia a nivel monetario sino también a nivel afectivo, ya que algunos de los habitantes de estos barrios no toman conciencia y siguen procreando de una forma desconcertante, esperando por su puesto ayudas de parte del gobierno por cada uno de sus hijos.