Con reflectores alumbrando con potencia, Medellín ha marcado la agenda de Antioquia y del país por su fascinante transformación, por la apuesta en infraestructura social y de calidad, por un sistema integrado de transporte único en Colombia y por ser una ciudad sobreviviente y resistente.
Por fortuna para la región, otros municipios cercanos han hecho la tarea con juicio y han aprendido lecciones de su hermana mayor, la capital de Antioquia y hoy tienen también los reflectores puestos sobre su progreso. Es el caso de lo que llamo el fenómeno Rionegro.
Este municipio, es sin duda la capital del oriente de Antioquia y ese rango tiene razones poderosas: se está construyendo un moderno plan vial a 70 años, con nuevos tramos en doble calzada, ciclorrutas, urbanismo táctico y andenes, que impulsará el desarrollo y la competitividad de la ciudad y la región.
Está también en marcha la apuesta de un tren ligero, visionario y necesario que no solo movilizará a los rionegreros en un sistema eficiente y sostenible sino que les permitirá llegar al aeropuerto José María Córdova en minutos.
Esto es sorprendente y emocionante y ha sido propuesto y liderado por el gobierno local en los últimos 3 años, mientras tristemente en Bogotá llevan más de 7 décadas discutiendo entre egos, intereses particulares y politiqueros por tener su urgente metro.
Es un fenómeno Rionegro porque aprendió y replicó de Medellín un hermoso programa como lo es Buen Comienzo, allí lo llaman Cinco Pasitos. Una estrategia social de un impacto enorme que tiene cobertura total para la primera infancia, con modernos centros de desarrollo infantil calificados por el ICBF como los mejores del país.
El parque principal de la capital del oriente antioqueño, conocida como la Plaza de la Libertad, es también una muestra del fenómeno Rionegro. En los últimos días me sorprendió un artículo del periódico El Colombiano donde reveló que la administración anterior, el pasado alcalde, consideró construir en el soterrado de la plaza un parqueadero para los vehículos oficiales. Absurdo.
Por fortuna, los diseños iniciales cambiaron por una decisión y convicción política del actual mandatario y es así como el sitio de encuentro por excelencia de los cascos urbanos, con tradiciones rurales y campesinas, no es un parqueadero sino un generoso y bonito espacio público para los rionegreros y visitantes con museo, cafés y restaurantes. Bellísimo.
Ponerle freno a la construcción desordenada y caótica y exigirles, como indica la ley, a constructores que en la actualidad tributan como campesinos, pero se enriquecen como terratenientes es una muestra más de que en Rionegro las cosas cambiaron y el fenómeno avanza. Ejemplos de crecimiento desbordado están cerca de Medellín, el caso Sabaneta donde sus autoridades han dicho que es tan grave el asunto que tienen problemas con prestación de servicios públicos, vías, recursos naturales y espacio público. En Rionegro se planean construir en los próximos años cerca de 90 mil soluciones de vivienda. Eso tiene que pasar con planeación, control y autoridad.
El fenómeno Rionegro ocupa hoy la atención y los titulares de medios regionales y nacionales, de líderes de opinión, del BID que la incluyó en su selecta lista de ciudades sostenibles.
Puede ser abrumador el cambio inevitable de pueblo a ciudad. Siempre habrá románticos que, con nostalgia, prefieran quedarse en el pasado y que ven en el progreso una amenaza. Es entendible, pero el fenómeno Rionegro ya arrancó y si continúa con la misma línea de infraestructura vial y social de calidad, con un crecimiento responsable, inteligente y sostenible, con seguridad y oportunidades, se afianzará como un polo de desarrollo para Antioquia y estará compartiendo reflectores con su hermana mayor la muy querida Medellín.
