Un interesante artículo de Alejandra Pumarejo en El Tiempo (1 febrero 2023) me sugirió unas reflexiones que comparto.
El título es “Eres tu mejor placebo” y se refiere a un experimento médico en el que a un grupo de personas vendadas se les dice que se les va a restregar el brazo con una hiedra venenosa que usualmente causa una alergia en forma de rasquiña y ronchas. En realidad no los frotaron con esa hierba sino con una completamente inofensiva, sin embargo la mayoría tuvo la reacción alérgica de la que habían sido advertidos. El experimento con las mismas personas se repitió después con la hierba venenosa pero diciéndoles que lo que se frotaba era una mata común y no la hiedra a la cual todos eran alérgicos. En este caso lo sorprendente es que solo uno de cada seis individuos mostró síntomas de alergia.
La conclusión -ratificada por varias otras investigaciones- es que nuestra mente es tan poderosa que podemos desarrollar síntomas reales o, por el contrario, detenerlos si creemos en una realidad u otra.
Lo interesante es que esto se puede aplicar y estudiar -o mejor, estudiar cómo se aplica- al comportamiento colectivo… Y a cómo lo vivimos aquí.
Tal como los médicos de ese experimento, los medios de comunicación nos acostumbraron a tener lo ojos vendados y a vivir de la información que nos trasmiten.
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Los medios de comunicación nos acostumbraron a tener lo ojos vendados y a vivir de la información que nos trasmiten
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Al país no le produjo rasquiña la matanza de los miembros de la UP porque no se reconocía que respondía a una toxicidad en la sociedad. Las sentencias contra el Estado por violación sistemática a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario en los varios casos de desaparecidos y del magistrado Urán en el Palacio de Justicia prácticamente no generaron una reacción alérgica porque se dijo “el culpable del holocausto es el M-19, lo demás es ópera”. El acuerdo de ‘Justicia y Paz’ bajo el gobierno de la Seguridad Democrática evitó la reacción alérgica a lo significó la asociación de paramilitares, políticos y traficantes con elementos de las fuerzas militares y los miles de cadáveres en fosas comunes que apenas ahora se intentan recuperar. En fin, los ‘ojos vendados’ hacen desaparecer o aparecer distorsionados aspectos trascendentales de nuestro discurrir.
Pero también, como con el experimento de las hierbas, la manera en que nos informan se convierten en rasquiñas y acabamos percibiendo como realidades hechos que no existen.
Es lo que está sucediendo con Petro. En la campaña lo habían vuelto ‘comunista’, ‘marxista’ ‘chavista’ pero con eso no lo lograron detener. Ahora intentan obstaculizar su gobierno, y no alcanza a salir una propuesta cuando ya se están montando los argumentos para oponérsele.
Aún si en la mitad de ellas hubiera razón en los ataques, se pierde la legitimidad y la validez de la justificación al aplicarse a la totalidad de todas y cada una, es decir al 100% de las iniciativas, pues la motivación misma del cuestionamiento deja de estar en su contenido y resulta estar en su origen. Se desaparece la posibilidad de un análisis para distinguir entre lo errado y lo acertado y reaccionamos con el efecto placebo.
Asi el mensaje de que hay incertidumbre, improvisación, decisiones erráticas, etc., apoyado no con argumentos sino con cuestionamientos a las personas, acaba produciendo una falsa realidad, pero con las repercusiones que corresponden a la intencionalidad con la que se divulgan y repiten tales afirmaciones. Se vuelve una ‘realidad’ la imagen de un gobierno y un gobernante que no saben para dónde van, y con ello se sabotean no uno sino todos los aspectos que amenacen el statu quo o alteren las relaciones de poder del modelo existente.