El presidente Santos le sacó 900.000 a Zuluaga, una diferencia en la que el voto costeño, movido por una maquinaria de 16 parlamentarios que pesó mucho.
El mismo día de la derrota frente a Oscar Iván Zuluaga en la primera vuelta el pasado 25 de mayo, el presidente Santos hizo una maniobra definitiva: nombró como jefe de debate al expresidente Cesar Gaviria y le dio plenos poderes. EL mensaje para los parlamentarios de la Unidad Nacional, Liberales, de Cambio Radical, La U, parcialmente del Partido Conservador y Opción Ciudadana fue claro: debían volcarse a sus regiones a atraer a sus electores para a la reelección y multiplicar los votos que no llegaron en la primera vuelta.
El Presidente Santos se reunió con los congresistas y les pidió más compromiso pero la mecánica la dirigió el expresidente liberal y el gerente de la campaña Roberto Prieto para asegurar los recursos que se requirieran para la eficacia de la operación electoral. Germán Vargas estuvo en contacto permanentemente con la costa aprovechando las buenas relaciones construidas con alcaldes y gobernadores cuando echó a andar el programa de vivienda gratis en su época como ministro de vivienda.
En Barranquilla y en los demás 20 municipios del Atlántico se dio un verdadero fenómeno electoral. Santos le sacó 400 mil votos de ventaja a Zuluaga y se impuso ampliamente. Disminuyó al 58% el abstencionismo que en la primera vuelta fue del 70%, una baja participación comparada con las elecciones legislativas en las que acudieron a votar la mitad de las cedulas habilitadas; cerca de un millón cuatrocientos mil votos, de los cuales, la mitad fue para los parlamentarios de la Unidad Nacional, que despertaron y se la metieron a fondo para la segunda vuelta presidencial.
Se unieron en esta tarea electoral los parlamentarios conservadores. Que nunca quisieron apoyar la candidatura de Marta Lucia Ramírez, Roberto Gerlein, con un caudal de 88.371 votos; Efraín Cepeda con 89.041 y Laureano Acuña que obtuvo 71.970 votos; los del partido de la U José David Name, 53 mil votos; Eduardo Pulgar, 41.077; y Miguel Amín, 35.911, los de Cambio Radical, el hermano del exalcalde Barranquilla Alex Char, Arturo Char, quien obtuvo 73 mil votos; por el Partido Liberal Álvaro Ashton, 28 mil votos y por Opción Ciudadana (Antiguo PIN) el Senador Antonio José Correa, con 7.800 votos obtenidos en Barranquilla. Una suma de apoyos políticos que lograron endosar sus votos al candidato presidente y posibilitaron que se alzara con la victoria con 541 mil votos, el 70% frente a los 139 mil del candidato del Centro Democrático, correspondientes al 20% de la votación.
El pesó de la maquinaria se hizo sentir y el Presidente pudo capitalizar buena parte de los votos de los congresistas jugados por la reelección, muchos de los cuales fueron los más favorecidos durante su gobierno con la entrega de cupos indicativos o mermelada parlamentaria.
Los 381 votos de los Senadores, sumados a los 374 mil de los siete representantes a la cámara por el Atlántico; el liberal Miguel Gómez Amín, los conservadores Aida Merlano, Inés Cecilia López y Armando Antonio Zabaraín, el hermano del presidente de la U, Luis Eduardo Díaz Granados, que se presentó por Cambio Radical, y los de la U, Martha Villalba y Eduardo Crissien, fueron determinantes para que el Presidente lograra el abrumador triunfo en la costa:
En total, los 16 parlamentarios obtuvieron alrededor de 750 mil votos. De ellos, solo 194 mil le llegaron a Santos en la primera vuelta y en la segunda, después del llamado al orden tras los malos resultados, el presidente duplico su votación y captó 541 de esos votos que le habían sido esquivos.
Prueba de ello es que una vez se comenzaron a ver los recursos de la campaña y los congresistas salieron a llamar a sus bases y echaron a andar su maquinaria en la segunda vuelta, el abstencionismo disminuyó e inclinó la balanza a favor de la reelección; en la primera vuelta participaron 411 mil personas y en la segunda 701 mil. La mayoría de estos votos migraron hacia la reelección y provocaron un verdadero fenómeno político. No cabe duda que los tres billones de pesos con los que contaron los congresistas de la Unidad Nacional a través de los cupos indicativos, conocidos como la mermelada de la Casa de Nariño sirvieron para engrasar bien la maquinaria electoral que sirvió para asegurar la reelección.