Las mujeres nos hemos levantado a través de los años, hemos salido a las calles, marchado y manifestado en contra de lo establecido por el sistema capitalista que a su vez es patriarcal y misógino. Este caminar no hubiera sido posible sin la hermandad, los aquelarres y sin duda alguna la sororidad (sisterhood).
El término sororidad se refiere a la hermandad entre mujeres con respecto a las cuestiones sociales de género, es un término derivado del latín soror que significa hermana. La sororidad se refiere al apoyo, coexistencia y solidaridad entre las mujeres frente a los problemas sociales que se presentan en sociedad, gracias a la hermandad entre las mujeres se han logrado alzar las banderas feministas y se han alcanzado tener voz. En Latinoamérica hemos visto la unidad entre mujeres con un fin: el aborto seguro, legal y gratuito. La ola verde ha alcanzado a colocar en el tintero el tema del aborto, bandera propia del feminismo, aunque hemos logrado el aborto en algunos casos, aún se tiene mucho trabajo por hacer.
Nos llaman brujas, hijas y nietas de las brujas que no lograron quemar, nos castigaban por reunirnos, por hablar con nuestra par, nos señalaban por salir sin hombres y nos juzgan por luchar por nuestra libertad, ¿qué hubiera sido si no hubiéramos convergido?, ¿si cada una hubiera remado a una orilla diferente? Gracias a nuestro reconocimiento de la otra, de ser hermanas, de la sororidad, estamos en este presente con más fuerza que antes. Según Marcela Lagarde, "ña sororidad emerge como una alternativa política que impide a las mujeres la identificación positiva de género, el reconocimiento, la agregación en sintonía y la alianza, trata de acordar de manera limitada y puntual algunas cosas con cada vez más mujeres. Sumar y crear vínculos. Asumir que cada una es un eslabón de encuentro con muchas otras".
Las mujeres hemos recorrido un camino difícil y arduo bajo un principio de reciprocidad, de igualdad y equidad. Quizá es una utopía, pero entre más avanzamos, más metros le ganamos al patriarcado. Nos llaman feministas radicales y lo somos, somos intolerantes ante la violencia en todas sus presentaciones: la pobreza, la opresión, la cosificación de nuestros cuerpos, la normalización del abuso y acoso sexual, los comentarios misóginos y el machismo.
Estoy convencida de que el feminismo ha sido lo mejor que nos ha podido pasar a las mujeres, sin él estaría escribiendo esto de manera anónima, sería de mi marido, estaría sometida a ser ama de casa, que es una manera de esclavitud, no estaría trabajando como educadora, no podría ir a la universidad a cursar mi maestría ni mucho menos podría leer a viva voz a Belli a mis estudiantes de Los Rosales.
Agradezco a mis antecesoras, a las feministas que han muerto por esta causa y a todas las que nos reconocemos como brujas emancipadas y sororas.