En estos días ha sido común en Twitter que la candidata a la alcaldía de Bogotá sea tendencia y no precisamente por sus propuestas de un posible gobierno. La atención sobre ella se centra en los reiterados señalamientos a Gustavo Petro, senador de la Colombia Humana.
Sin embargo, este revuelo mediático nos ha decantado muchas cosas relevantes acerca de la exsenadora de la Alianza Verde:
1) Que desde el debate W, en donde estuvieron todos los aspirantes a la alcaldía del distrito capital, ella se enzarzó contra Hollman Morris y no haciendo referencia a sus propuestas, sino acusándolo de delitos que no han sido probados judicialmente. Por ende se evidencia su inclinación hacia un reclamo social que tiene un tinte político: desprestigiar la campaña electoral de Morris, todo con un toque de feminismo electoral.
2) Que ella representa el mismo continuismo de Peñalosa.
3) Que en realidad la disputa del cargo público es entre Hollman Morris y el establecimiento (Galán, Uribe y López), debido a que los tres últimos están empecinados en realizar el metro elevado pese a que no tiene estudios.
Además, sobre este tema hizo una declaración que causó conmoción en sus propios posibles votantes, ya que el egoísmo salió a flote y demostró en ese lapsus que pretende desde ese cargo satisfacer sus propios intereses por encima de los intereses bogotanos, deseo inconstitucional: "Porque si el subterráneo se hace es darle la presidencia a Gustavo Petro",
4) Entre muchos trinos le dijo al senador Petro que votó por él sin interés, aunque colocó, entre otras cosas, al líder de la oposición a firmar en mármol sus intenciones. Sin duda Claudia se cae por su propio peso. Su sectarismo demarcado por Sergio Fajardo la obliga a desconocer sus actos pasados.
5) Dice ser una mujer que no es neoliberal, pero considera que el estudio o la inversión educativa debe ser para satisfacer la demanda empresarial. ¿Existe algo más neoliberal que eso? La tercerización laboral es lo que nos ha tenido en el subdesarrollo. Miles de jóvenes universitarios han truncado sus sueños por este deseo neoliberal de mano de obra barata y no muy pensante, una educación tecnológica y no crítica.
Ante estas palabras, el senador le replicó y ella le expresó que le dio la espalda a las mujeres de su partido con la candidatura de Morris, cuando en realidad muchas mujeres siguen en pie de lucha con ese modelo político alternativo que no ofrece lo mismo a Bogotá y a sus futuros jóvenes universitarios.
La demagogia y el odio hacen parte de la estrategia de López, todo escudándose en la idea del feminismo. Lo paradójico es que ante otros casos de supuestos maltratos a mujeres de otras orillas políticas se ha hecho la ciega, sorda y muda, como se expresaría en una canción célebre.